miércoles, 23 de noviembre de 2011

¡SALVO POR CAUSA DE FORNICACIÓN!


¡SALVO POR CAUSA DE FORNICACIÓN!

Entre los que profesan ser cristianos por lo general se reconoce que en el principio Dios estableció la ley del matrimonio. 

Al definirla brevemente, la ley del matrimonio establecida por Dios puede expresarse como la unión entre un hombre y una mujer que sólo puede romperse por medio de la muerte.

También de forma generalizada se entiende que bajo la ley de Moisés un hombre podía divorciarse de su mujer.

En realidad, la mayoría de los cristianos reconocen de forma bastante clara que las palabras de Jesús en Mateo 5.32 y Mateo 19.8-9 vuelven a exponer el modelo de cómo fue desde el principio: un hombre y una mujer son unidos por Dios hasta la muerte y al hombre no se le permite divorciarse de su mujer como se le permitió bajo la ley de Moisés. ¡Salvo por causa de fornicación!

¿Qué significa esto?

En primer lugar, definamos la palabra fornicación. 

De la forma que se utiliza en el Nuevo Testamento, la misma incluye cualquier actividad sexual considerada por Dios como pecaminosa. (Su significado específico de “la cohabitación de personas no casadas del sexo opuesto” se usa muy pocas veces en el Nuevo Testamento.) 

A continuación aparece una lista de los diferentes tipos de fornicación a los cuales se hace referencia en la Biblia:

*La poligamia: casarse con más de un cónyuge.        

*La sodomía: actividad sexual entre dos personas del mismo género. 

*El incesto: actividad sexual entre dos personas de la misma familia. 

*El adulterio: actividad sexual con otra persona que no es el cónyuge legítimo. 

*La bestialidad: actividad sexual con los animales. 

*La masturbación: auto gratificación sexual.


De modo que la palabra “fornicación” como se utiliza en la Biblia incluye cualquier actividad sexual que no sea la relación ordenada por Dios entre un hombre y su mujer legítima.

Donde muchos comienzan a equivocarse en su comprensión de la frase en Mateo 19.9 (“salvo por causa de fornicación”) es cuando comienzan a pensar que Jesús estaba diciendo: “Si tu cónyuge legal comete el pecado de fornicación, tú puedes repudiarla”.

No obstante, detengámonos aquí mismo. Esta frase no encajara con el resto de las Sagradas Escrituras si Jesús estuviera diciendo: 

“Puedes separarte de un matrimonio adúltero (o de un “matrimonio” polígamo u homosexual) porque es fornicación continuar en él. No obstante, cualquier otro tipo de divorcio es pecado”. 

En otras palabras, ¡la cláusula de la excepción fue dada para que los hombres y las mujeres que están involucrados en un matrimonio o una relación en la cual sería pecaminoso continuar entonces puedan disolver semejante relación! 

A continuación ofrecemos algunos ejemplos donde un hombre puede repudiar a su mujer porque de continuar viviendo con ella estaría en “fornicación”:

Ejemplo 1:Un hombre comete el pecado de fornicación al casarse con tres mujeres al mismo tiempo (poligamia). Él debe repudiar a dos de ellas y quedarse con la que se caso primero para no seguir en fornicación.

Ejemplo 2:Un hombre se casa, luego se divorcia de su primera mujer y se casa con otra. Para salir de su fornicación (adulterio), él debe repudiar a su segunda mujer (si la primera aún vive) de acuerdo con Romanos 7.1-3.

Ejemplo 3:Un hombre es homosexual y vive con su “cónyuge” (ya que en algunos lugares están comenzando a reconocer semejante unión como equivalente al matrimonio). O tal vez está cohabitando con alguien que no es su mujer. De cualquier manera, el tal debe repudiar a su pareja para no seguir en fornicación.

Ejemplo 4:El hombre de 1 Corintios 5 tenía la mujer de su padre, lo cual fue considerado incesto por el Antiguo Testamento. Pablo mandaba que él se apartase de aquella señora para que no siguiera practicando la fornicación.

De manera que la excepción de la fornicación es para que los que están viviendo en pecado tengan el derecho a escapar de su fornicación. Esta ley o mandamiento de Dios no fue dado para que los hombres puedan encontrar un motivo y así separarse de sus esposas legítimas. 

Si estás viviendo en fornicación, ¡por favor, sal de ella! Está escrito en libro de Isaías, capítulo 55, versículo 7: “Deje el impío su camino”. No está mal que repudies a tu mujer si lo haces para salir de la fornicación.

Un rápido repaso de 1 Corintios 7 podría ser provechosa aquí, teniendo en cuenta que estos versículos también son mal interpretados. Los versículos del 10 al 16 tratan del matrimonio cristiano con el incrédulo. 

Pablo reafirma las palabras de Jesús de no abandonar al incrédulo. De hecho, él los anima a tratar de ganarse al incrédulo permaneciendo a su lado. Pero si el incrédulo se separa, el creyente no está obligado a crear más problemas tratando de seguir con el incrédulo si éste no desea continuar. El creyente no está sujeto a servidumbre como para acosar a la persona incrédula que se separa, sino que debe quedarse sin casar o reconciliarse.

Los versículos del 25 al 40 de este mismo capítulo tratan del consejo de Pablo para las vírgenes. Fundamentalmente, y como una opinión personal de él mismo, Pablo le recomienda al hombre quedarse como está en el caso de ser soltero. Y si el hombre está casado entonces Pablo le dice lo que Dios manda que es que permanezca casado. Si estás libre de la ley del matrimonio, Pablo te aconseja que “no procures casarte”. Para el hombre casado es pecado repudiar a su mujer legítima. Para el hombre “libre” de la ley del matrimonio por la muerte de su cónyuge o para la virgen no le es aconsejable casarse debido a “la aflicción de la carne”. Pablo los exhorta a la vida de solteros, si es que son capaces de llevarla a cabo.

De manera que, de acuerdo a lo visto hasta aquí, sí continúa siendo lo mismo que fue desde el principio. Un hombre y una mujer juntos hasta que la muerte los separe. 

¿Eres virgen? No está mal que te cases con otro que sea soltero o cuya esposa no esté con vida.

¿Estás casado con tu mujer legítima? No está bien que seas la causa de una separación ni que te cases con alguien más mientras tu mujer esté viva. 

¿Estás divorciado y no te has vuelto a casar? Quédate así a menos que puedas reconciliarte con tu mujer legítima. 

¿Estás casado con alguien con quien no debes estarlo? Cristo dio una excepción (“salvo por causa de fornicación”) para que puedas repudiar a tu cónyuge ilegítimo y puedas librarte de tu pecado.

“¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera” (Romanos 6.1-2).
“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2.24).

Cualquier otro matrimonio o relación sexual es pecado.

—Miguel Atnip



Se incluye la siguiente cita para demostrar que esta definición de la “cláusula de la excepción” no es nueva.

“Esto de que la Escritura aconseja al matrimonio, y no permite la separación de la unión, aparece expresamente en la ley: No repudiarás a tu mujer, salvo por causa de fornicación. Considerando como fornicación, el matrimonio de los que viven juntos mientras el otro [el primer legítimo] cónyuge aún vive.”

—Clemente de Alejandría (153-217 d.C.) 
 
 
BENDICIONES

FUENTE: http://www.elcristianismoprimitivo.com/

martes, 1 de noviembre de 2011

¿LAS OFRENDAS PARA LOS POBRES O EL DIEZMO PARA LOS PASTORES?


Al entrar en una iglesia evangélica, uno de los temas más predicados es el diezmo. En este Blog queremos tratar este tema a la luz de las enseñanzas de Jesús y los apóstoles para verificar si es correcto o no exigir el diezmo. 

Al examinar todas las enseñanzas de Cristo y los apóstoles en el Nuevo testamento podemos notar que no hay ningún mandamiento acerca del diezmo. En el Nuevo Testamento, el Diezmo ya no existe, al igual que otros mandamientos del Antiguo testamento, como: guardar el sábado, no comer ciertos alimentos, y ofrecer holocaustos.

¿Estamos diciendo entonces que no tenemos que compartir lo que tenemos? Al contrario, lo que podemos encontrar en el Nuevo Testamento, son mandamientos y ejemplos que nos enseñan cómo debemos dar. 

En el Nuevo Testamento, Jesús y los apóstoles nos enseñan vez tras vez que debemos compartir nuestros bienes y dar de lo que tenemos. 

En este tratado queremos mostrar entonces, estas enseñanzas para dar respuesta a las preguntas: 

¿Para quién y con qué propósito son estas ofrendas? y ¿cuánto nos exige? Así puede usted evaluar si su iglesia está enseñando lo correcto o no. Pero sobre todo la pregunta personal que usted debe hacerse es: 

¿Estoy yo haciendo lo que Cristo me ordena hacer con mis bienes o hago sólo lo que mi pastor dice? 

Lo que enseñó Jesús

Empezamos con lo que enseño nuestro Señor Jesús… 

“Uno de los jefes preguntó a Jesús: -Maestro bueno, ¿que debo hacer para alcanzar la vida eterna?
Jesús le contestó: -¿Por qué me llamas bueno? Bueno sólo hay Uno: Dios. Ya sabes los mandamientos: no cometas adulterio, no mates, no robes, no digas mentiras en perjuicio de nadie, y honra a tu padre y madre.
El hombre le dijo: -Todo esto he cumplido desde joven.
Al oír esto Jesús le contestó: - Todavía te falta una cosa: - Vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres. Así tendrás riqueza en el cielo. Luego ven y sígueme. Pero cuando el hombre oyó esto se puso muy triste porque era muy rico.” Lucas 18:18-23.

Noten a quiénes mandó Cristo que el joven debía dar la ofrenda: a los pobres. ¿Qué pidió Cristo de este hombre rico? ¿Acaso le pidió que le ofrendara la décima parte de sus bienes a Él o a sus discípulos? ¿Acaso Cristo le pidió una ofrenda especial para Él mismo? 

Como podemos ver, en todas sus enseñanzas, Cristo en ninguna ocasión Pidió una ofrenda o diezmo para Él mismo. 

¿Cómo entonces podemos dar una ofrenda a Cristo?
Permita que este pasaje aclare la pregunta…

Cristo dijo: - “Cuando el Hijo del hombre venga rodeado de esplendor y de todos sus Ángeles, se sentará en su trono glorioso. La gente de todas las naciones, reunirá delante de Él, y Él separará unos de otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Y dirá el Rey a los que están a su derecha: vengan ustedes los que han sido bendecidos por mi padre; Reciban el reino que está preparado para ustedes desde que Dios hizo el mundo. Pues tuve hambre y ustedes me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber; Anduve como forastero y me dieron alojamiento. Estuve sin ropa, y ustedes me la dieron; estuve enfermo y me visitaran; estuve en la cárcel y vinieron a verme. Entonces los justos preguntarán: Señor, ¿Cuándo te vimos con hambre y te dimos de comer? ¿O cuándo te vimos con sed y te dimos de beber? ¿O cuándo te vimos como forastero y te dimos alojamiento, o sin ropa y te la dimos? , ¿O cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? El rey les contestará: Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos mas humildes, por Mí mismo lo hicieron. Entonces dirá también a los de la izquierda: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles, porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis”. Entonces también ellos le responderán diciendo: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo o en la cárcel, y no te servimos?” Entonces les responderá diciendo: “De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis”. Irán estos al castigo eterno y los justos a la vida eterna,” Mateo 25:31-40 

Como podemos ver: dar a los pobres es como dar directamente a nuestro Señor. 

¿Cómo entonces debemos dar a los pobres?

“No hagan sus buenas obras delante de la gente para ser vistos de ellos. Si lo hacen así, su padre que está en los cielos no les dará ningún premio. Por eso cuando ayudes a los necesitados, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha. Hazlo en secreto. Y tu Padre que ve lo que haces en secreto, te dará tu premio.” Mateo 6:1-4.

En muchas iglesias que exigen diezmos los pastores tienen bien controlado para que todos saben quien esta diezmando y quien no lo esta.. Según lo que Cristo enseño´ , nadie debe saber que usted ha dado ni el pastor ni nadie.. Hazlo en secreto…

¿Cuánto entonces debemos dar? 


“No tengan miedo, ovejas mías; ustedes son pocos, pero su Padre en su bondad ha decidido darles el reino. Vendan lo que tienen, y den a los necesitados; procúrense bolsas que no se hagan viejas, riqueza sin fin en el cielo, donde el ladrón no puede entrar ni la polilla destruir. Pues donde esté tu riqueza, allí estará también tu corazón”. Lucas 12:32-34

Como podemos ver, seguir a Jesús nos cuesta mucho más que sólo la décima parte de nuestra ganancia. Si todavía hay duda de esto, Cristo también dijo: -“Si alguien te demanda y te quiere quitar la camisa, déjale que también se lleve tu capa. Si te obligan a llevar carga una milla, llévala dos. A cualquier que te pida algo, Dáselo; y no le vuelvas la espalda al que te pida prestado.

Yo les digo amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen. Así ustedes serán hijos de su Padre que está en el cielo…” Mateo 5:40-42 y 44-45.

Aquí vemos que seguir a Jesús nos puede costar todo, hasta nuestra vida en manos de nuestros enemigos. 

¿Como Seguían a Jesús los apóstoles?



“Todos los creyentes que eran muchos pensaban y sentían de la misma manera. Ninguno decía que sus cosas fueran solamente suyas, sino que eran de todos… 

…No había entre ellos ningún necesitado, porque quienes tenían terrenos y casas, los vendían, y el dinero lo ponían a disposición de los apóstoles para repartirlo entre todos, según las necesidades de cada uno” Hechos 4:32-34. 


¿Será que los apóstoles se aprovechaban de estas ofrendas?


“Un día, Pedro y Juan fueron al templo para la oración de las tres de la tarde. Allí en el templo, estaba un hombre paralítico de nacimiento, al cual llevaban todos los días y lo ponían junto a la puerta llamada la Hermosa, para que pidiera limosna a los que entraban. Cuando el paralítico vio a Pedro y a Juan, que estaban a punto de entrar en el templo, les pidió una limosna. Ellos lo miraran fijamente, y Pedro le dijo: - Míranos. El hombre puso atención, creyendo que le iban a dar algo. Pero Pedro dijo: - No tengo oro ni plata, pero lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.” Hechos 3:1-6. 

Noten que Pedro y Juan, a pesar de ser los apóstoles principales, no tenían ni un centavo en esta ocasión.

¿Quiénes entonces recibían estas ofrendas? 

“En aquel tiempo el número de los creyentes iba aumentando, los de habla griega comenzaron a quejarse de los de habla hebrea, diciendo que las viudas griegas no eran bien atendidas en la distribución diaria de ayuda”. Hechos 6:1. 

Noten que había una distribución diaria para ayudar a las viudas.

También nos podemos dar cuenta que los hermanos de habla griega se quejaron porque la distribución no era equitativa, esto quiere decir que ellos estaban pendientes de lo que se hacia con las ofrendas (Supervisando). Notamos además que los Apóstoles en lugar de reprenderlos por señalar esta parcialidad, o por entrometerse en estos asuntos, reconocieron con la humildad que les caracterizaba que tenían razón y tomaron cartas en el asunto para corregir esta cuestión.



Pablo y las ofrendas.

 

Ahora vamos a examinar lo que enseñó el apóstol Pablo acerca del tema. 

“Pero ahora voy a Jerusalén, a llevar socorro a aquellos hermanos. Porque los de Macedonia y Acaya decidieron voluntariamente hacer una colecta y mandársela a los hermanos pobres de Jerusalén. Lo decidieron voluntariamente, e hicieron bien, porque así como los creyentes judíos han compartido sus bienes espirituales con los no judíos, estos, a su vez, deben socorrer con sus bienes materiales a los creyentes judíos. Así que, cuando yo termine este asunto y les haya entregado la colecta, saldré para España, y de paso os visitaré.” Romanos 15:25-18.

Noten en el versículo 26 para quiénes era esta ofrenda: para los Hermanos Pobres. También vemos que era voluntaria. 

En cuanto a la colecta para los del pueblo santo, hacedla según las instrucciones que di a las iglesias de la provincia de Galacia. Los domingos, cada uno de vosotros debe apartar algo, según lo que haya ganado, y debe guardarlo para que cuando yo vaya no tengan que hacerse colectas. Cuando llegue, daré cartas de recomendación a las personas que hayáis escogido, y las mandaré a Jerusalén para que lleven vuestra colecta.” I Corintios 16:1-3. 

Aunque muchos pastores utilizan este pasaje para justificar el pedir diezmos y ofrendas para sus propios fines económicos, noten en el versículo 1, que se trata de la misma ofrenda que Pablo menciona en Romanos 14, la cual era para los pobres en Jerusalén.
Más adelante en II Corintios Pablo habla más acerca de la misma ofrenda.

“Ahora pues, dentro de vuestras posibilidades, terminad lo que habíais comenzado, y terminadlo con la misma disposición que mostrasteis al principio, cuando decidisteis hacerlo. Porque si de veras alguien quiere dar algo, Dios le aceptará la ofrenda que él haya hecho según sus posibilidades. Dios no pide lo que uno no tiene. No se trata de que por ayudar a los demás paséis vosotros necesidad. Se trata más bien de que haya igualdad. Ahora tenéis vosotros lo que a ellos les falta, y en otra ocasión tendrán ellos lo que os falte a vosotros, y de esta manera habrá igualdad. Además, las iglesias lo escogieron para que viajara con nosotros y ayudara en esta obra de caridad que estamos prestando para honrar al Señor y en prueba de nuestros deseos de ayudar.” II Corintios 8:11-15, 19

Vemos de nuevo que era una obra de amor.


“Porque al llevar esta ayuda a los hermanos, no solamente les llevamos lo que les hace falta, sino que los movemos a dar muchas gracias a Dios.” II Corintios 9:12 

¿Acaso estaba Pablo recogiendo algo para él mismo? 

Vemos que toda la exhortación que Pablo da en estos libros tiene que ver con esta obra de amor y no como los pastores corruptos de hoy en día lo malinterpretan para justificar sus propios intereses económicos y su avaricia.

Con todo, Pablo no recogió nada para él mismo. Si todavía queda duda acerca de esto veamos lo que él mismo dice acerca del asunto…

"Ahora, hermanos, los encomiendo a Dios y al mensaje de su amor. Él tiene poder para hacerlos crecer espiritualmente y darles todo lo que ha prometido a su pueblo santo. No he querido para mí mismo ni el dinero ni la ropa de nadie; al contrario, bien saben ustedes que trabajé con mis propias manos para conseguir lo necesario para mí y para los que estaban conmigo. Siempre les he enseñado que así se debe trabajar y ayudar a los que están en necesidad, recordando aquellas palabras del Señor Jesús: 'Hay más dicha en dar que en recibir.' "Hechos 20:33-35 

¿Cuántos pastores hoy en día pueden decir como el Apostol Pablo.. No he querido para mí mismo ni el dinero ni la ropa de nadie..?

¿Cuántos pastores hoy en día pueden decir como el Apostol Pablo.. “Mi recompensa es la satisfacción de anunciar el evangelio sin cobrar nada; es decir, sin hacer valer mi derecho a vivir de mi trabajo en el anuncio del evangelio.” I Corintios 9:18?

Pablo mismo testificó aquí que él no cobró nada por anunciar el evangelio. ¡Qué contraste con lo que se escucha hoy día en los mensajes de los pastores que predican para luego pedir una ofrenda! De estos pastores que toman las cosas de Dios como fuente de ganancia Pablo también habló…

“…de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad (nuestra fe) como fuente de ganancia. Apártate de los tales.” I Timoteo 6:5.

Tampoco negamos que un pastor tenga el derecho de tomar una parte de las ofrendas para su sustento, porque la palabra dice: Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio 1 Cor 9:14. 

Pero vivir del evangelio significa suplir sus nececidaes de vida, no enriquecerse a costa de la congregación. (Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto 1 Tim 6:8)


En resumen, los que quieren seguir a Cristo y el ejemplo de los apóstoles, si se encuentran en iglesias así que toman las cosas de Dios como fuente de Ganancia, tienen que apartarse de ellos para estar dispuestos a dar mucho más que la décima parte a los que realmente necesitan. Así que les animo a buscar a los líderes que en verdad están predicando el mensaje que Jesús y los Apóstoles predicaron acerca de ayudar a los necesitados.

“Por lo cual, Salid de en medio de ellos y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo impuro; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.”
II Corintios 6:17-18

Si Desea estudiar más acerca de cómo vivían los apóstoles y cómo apoyaban sus ministerios, aquí hay algunas citas para estudiar: I Corintios 12:16-17; II Corintios 6:3-13; I Tesalonicenses 2:5-10; I Tesalonicenses4:10-12; II Tesalonicenses 3:6-12; Hechos 18:1-4. 




BENDICIONES

FUENTE: www.laiglesiaprimitiva.com