¿Pensó usted alguna vez que tendría que llevar una cruz? No debe extrañarse de que tuviera que hacerlo, porque Cristo mismo lo hizo.
En la Biblia leemos que cuando Cristo iba para ser crucificado, le obligaron a llevar su cruz. Corriendo de su corona de espinas, la sangre manchó su cara. La carne de su espalda fue molida por los azotes de los soldados. Debilitado y en agonía, casi no pudo soportar esa pesada cruz.
A Cristo no le agradó llevar su cruz al Calvario, porque sabía que tendría que morir en ella. No obstante, lo hizo para salvarnos.
Tampoco nos es agradable a nosotros tomar nuestra cruz, pero lo tenemos que hacer para ser salvos.
Escuche, amigo. Oiga la voz de Jesús, fuerte como siempre: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a si mismo, y tome su cruz, y sígame”.
¿Qué significa tomar la cruz?
La cruz es un instrumento de muerte. Cristo llevó su cruz y murió en ella. Al morir, dejó su cuerpo humano y resucitó con un cuerpo nuevo. Nosotros encontramos nuestra cruz por primera vez cuando llegamos al pie de la cruz de Cristo. Allí nos damos cuenta de que nuestra voluntad cruza la de Dios. Al arrepentirnos y rendirnos a él, morimos con él a nuestros propios deseos carnales. Resucitamos con él a una vida nueva. Esto es lo que significa tomar la cruz.
¿Tomará usted esta cruz? ¿La llevará cada día? Llevar la cruz es crucificarnos cada vez que nuestra voluntad cruza la voluntad de Dios. Es seguir en el camino glorioso de Dios. Pero si sigue en el camino de placeres mundanos, no la lleva. Así la cruz será un testimonio contra usted en el juicio final.
Los dos caminos
En el camino glorioso Cristo nos perdona los pecados. En todo cuanto podemos, los hacemos rectos, pagando lo robado y corrigiendo las mentiras. Con su ayuda vencemos todo vicio. Seguimos fielmente las enseñanzas de la Biblia.
En ese camino, los amigos pecaminosos se burlarán de nosotros. Quizá sufriremos persecución a causa de la justicia. Pero sí, en el camino trazado por Jesús tenemos que llevar la cruz. Jesús lo afirmó así: “Si alguno quiere venir en pos de mí... tome su cruz cada día, y sígame”. Esto quiere decir que morimos a nuestra voluntad para hacer la voluntad de Dios. Es difícil, pero Cristo mismo nos acompaña en el camino y nos ayuda. El nos dirige por la Biblia. Nos fortalece por medio de los hermanos de una iglesia bíblica.
En el camino de placeres mundanos servimos al diablo. Los placeres mundanos nos amarran con lazos de malos hábitos. No llevamos la cruz, sino una carga de pecado y culpa. No podemos deshacernos de ésta sino solo por llevar la cruz.
¿Cuál camino escogerá?
Tomar la cruz y seguir en el camino de Dios nos trae gozo y nos lleva al cielo.
Cristo llevó su cruz, y fue crucificado ahí para abrirnos el camino glorioso. Así él nos salva del pecado y del infierno. ¿Recibirá a Cristo? ¿Caminará en el camino de su voluntad? ¿Llevará su cruz?
Sólo así podrá entrar en la gloria con Él.
--Dallas Witmer
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