viernes, 22 de julio de 2011

CARGOS POLITICOS

CARGOS POLITICOS


Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey, volvió a retirarse al monte él solo. Juan 6:15

Los confines más alejados del universo no me servirán de nada, ni tampoco los reinos de este mundo. Es bueno para mí el morir por Jesucristo, más bien que reinar sobre los extremos más alejados de la tierra. Ignacio (105 d.C.)

Yo no deseo ser un rey. No anhelo ser rico. Rechazo toda posición militar… No compito por una corona. Estoy libre de una sed excesiva por la fama. Desprecio la muerte… ¡Mueran al mundo, repudiando la locura que hay en él! ¡Vivan para Dios! Taciano (160 d.C.)

(Escrito por un crítico pagano del cristianismo) (Ustedes, cristianos) apoyen al Emperador con todas sus fuerzas, compartan con él la defensa del Derecho; combatan por él, si lo exigen las circunstancias; ayúdenlo en el control de sus ejércitos. Por ello, cesen de huir de los deberes civiles y de rechazar el servicio militar; tomen su parte en las funciones públicas, si fuere preciso, para la salvación de las leyes y de la causa de la religión. Celso (178 d.C.)

Todo celo en la búsqueda de gloria y honor está muerto en nosotros. De modo que nada nos presiona a participar en sus reuniones públicas. Además, no hay otra cosa más totalmente ajena a nosotros que los asuntos del Estado. Tertuliano (195 d.C.)

Pero nuestra reunión no tiene estos peligros; que si los cristianos son hombres de hielo, para las honras y dignidades no necesitan ir al Senado, ni a otra reunión a pretender tumultuosamente cargos apoyados con la violencia de los votos. El cristiano no acude al consistorio por su interés; para él todo el mundo es su república, todos los hombres son ciudadanos; con igualdad mira el asunto público y el ajeno. Tertuliano (197 d.C.)

A un soldado de la autoridad civil se le debe enseñar a que no mate a los hombres y a que se niegue a hacerlo si se le ordenara, y también a negarse a prestar juramento. Si él no está dispuesto a cumplir, se le debe rechazar para el bautismo. Un comandante militar o un juez de la corte que esté activo tienen que renunciar o ser rechazados. Si un candidato o un creyente busca convertirse en soldado, tendrá que ser rechazado por haber despreciado a Dios. Hipólito (200 d.C.)

¿Eres rey? Aun así, temes tanto como eres temido y, aunque estés rodeado de numeroso séquito, estás solo ante el peligro… ¿Te vanaglorias de títulos y púrpuras? Es un vano error propio del hombre y un inútil culto al prestigio mostrar una púrpura resplandeciente y un alma sucia. ¿Eres de noble linaje, elogias a tus antepasados? Todos somos, sin embargo, iguales por nacimiento y sólo nos distinguimos por la virtud. Marco Minucio Félix (200 d.C.)

(Respuesta de orígenes:) Celso (un crítico pagano) también nos insta a que “ocupemos un cargo en el gobierno del país, si es necesario para la observancia de las leyes y el apoyo de la religión.” Sin embargo, reconocemos en cada estado la existencia de otra organización nacional que fue fundada por la palabra de Dios. Y exhortamos a aquellos que son poderosos en la palabra y de una vida irreprensible a que gobiernen las iglesias. No es con el propósito de evadir los deberes públicos que los cristianos rechazan los cargos públicos. Más bien, es para que ellos puedan reservarse para un servicio más divino y necesario en la iglesia de Dios, la salvación de los hombres. Orígenes (248 d.C.)

Satanás causa que algunos crezcan en deseos ambiciosos… los deseos aumentan cada vez más. Ellos no desean simplemente gobernar provincias con la espada temporal, sino tener poder perpetuo y sin límites y ser llamados señores de la raza humana. Lactancio (304-313 d.C.)

Dios pudiera haber conferido a su pueblo, los cristianos, tanto riquezas como reinos del mismo modo como anteriormente les había entregado a los judíos, cuyos sucesores y posteridad somos nosotros. Sin embargo, Él desea que los cristianos vivan bajo el poder y gobierno de otros, a no ser que ellos llegaran a corromperse por la felicidad de la prosperidad, y cayeran en la lujuria y por fin desprecien los mandamientos de Dios. Pues, esto es lo que nuestros antepasados hicieron. Lactancio (304-313 d.C.)

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