miércoles, 31 de agosto de 2011

VÍRGENES

VÍRGENES


En la mayoría de las iglesias primitivas existía un grupo de vírgenes: hombres y mujeres célibes quienes hicieron votos para permanecer solteros entregados al servicio de Cristo. 


Saludo a las casas de mis hermanos con sus esposas e hijos, y a las vírgenes que son llamadas viudas. Ignacio (105 d.C.) 

Las vírgenes deben andar en una conciencia inmaculada y pura. Policarpo (135 d.C.) 

Entre nosotros hay muchos y muchas que, hechos discípulos de Cristo desde la niñez, permanecen vírgenes hasta los sesenta y los setenta años, y yo me glorío que se los puedo mostrar de entre toda raza humana. Justino Mártir (160 d.C.) 

Y hasta es fácil hallar entre nosotros muchos hombres y mujeres que han llegado célibes (vírgenes) hasta su vejez con la esperanza de alcanzar así una mayor intimidad con Dios. Ahora bien, si el permanecer en virginidad y celibato nos acerca más a Dios, mientras que el mero pensamiento y deseo de unión aparta, si huimos aun de los pensamientos, mucho más rechazaremos las obras. Porque nuestra religión no consiste en cuidados discursos, sino en la demostración y la enseñanza de las obras: o hay que permanecer tal como uno nació, o hay que casarse una sola vez. Atenágoras (175 d.C.) 

Quien se ha ejercitado en el control del deseo sexual y se refrena a sí mismo, es como una viuda que llega a ser nuevamente una virgen por su continencia. Clemente de Alejandría (195 d.C.) 

¡Cuántos eunucos voluntarios hay! ¡Cuántas vírgenes casadas con Cristo!... Muchos vírgenes varones, muchos eunucos voluntarios, llevan su gloria en secreto. Tertuliano (197 d.C.) 

Pero más altos aún y más dichosos grados son la paciencia corporal. Ella eleva la continencia de la carne a la santidad; sostiene a la viudez, conserva la virginidad, y al voluntario eunuco lo levanta hasta el reino de los cielos. Tertuliano (197 d.C.) 

Y hay muchos entre nosotros que disfrutan, sin jactarse de la virginidad perpetua de un cuerpo intacto. Marco Minucio Félix (200 d.C.) 

La virginidad y la viudez, del mismo modo, son ofrendas fragantes a Dios. Tertuliano (210 d.C.) 

La iglesia de Cristo… florece con vírgenes castas y puras, en las cuales se ha realizado la verdadera circuncisión de la carne; y en su carne son fieles al pacto de Dios que es un pacto eterno. Orígenes (225 d.C.) 

¡Qué placer disfrutar allá del reino del cielo sin temor de morir y qué dicha tan soberana y perpetua con una vida sin fin!... allí están las vírgenes que triunfaron de la concupiscencia de la carne con el vigor de la castidad. Cipriano (250 d.C.) 

El Señor no ordena el celibato, pero si lo exhorta… Cuando Él dice que en la casa de su Padre hay muchas moradas, indica que las hay de distintas clases. Ustedes (vírgenes) están en busca de las mejores habitaciones. Cipriano (250 d.C.) 

Si ellos (las personas vírgenes) se han dedicado a Cristo fielmente, entonces deben perseverar en modestia y pureza, sin caer en acusaciones por haber actuado mal. Así, con valor y firmeza, podrán esperar el galardón de la virginidad. Sin embargo, si no están dispuestos o si son incapaces de perseverar, es mejor que se casen que caer al fuego por sus crímenes. Cipriano (250 d.C.) 

Juan nos dice en el libro de Apocalipsis: “Después miré… y estaban con Él ciento cuarenta y cuatro mil… Éstos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Éstos son los que siguen al Cordero por donde quiera que va.” Esto demuestra que el Señor es el líder del coro de tales vírgenes… Fíjate cuán grande es a la vista de Dios el valor de la virginidad: “Éstos fueron redimidos de entre los hombres, siendo los primeros frutos para Dios y para el Cordero”… Y Él claramente nos enseña con esto que desde el principio, el número de los que se mantuvieron vírgenes estuvo reducido a un cierto número… Al contrario, la multitud de los demás santos es innumerable. Metodio (290 d.C.) 


En los siguientes cuatro fragmentos, Metodio expresa en forma de poesía el deseo y el espíritu de los que practicaban la virginidad en los días de la iglesia primitiva: 

He desechado la felicidad de los mortales, tan lamentable; los placeres de una vida voluptuosa y el amor profano; a tus brazos, que dan la vida, me acojo buscando protección, en espera de contemplar, ¡oh Cristo bienaventurado!, tu eterna belleza. Metodio (290 d.C.) 

A ti consagro mi pureza, ¡oh divino Esposo!, y voy a tu encuentro con la lámpara brillante en mi mano. He abandonado los tálamos y palacios de bodas terrenas por ti, ¡oh, divino Maestro!, resplandeciente como el oro; a ti me acerco con mis vestiduras inmaculadas, para ser la primera en entrar contigo en la felicidad completa de la cámara nupcial. Metodio (290 d.C.) 

Olvidé mi patria arrastrada por el encanto ardiente de tu gracia, ¡oh, Verbo divino!; olvidé los coros de las vírgenes compañeras de mi edad y la felicidad de mi madre y de mi raza, porque tú mismo, tú, ¡oh Cristo!, eres todo para mí. Metodio (290 d.C.) 

Salve, ¡oh Cristo, dador de la vida, luz sin ocaso! ¡Oye nuestras aclamaciones! Es el coro de las vírgenes quien te las dirige, ¡oh flor sin tacha, gozo, prudencia, sabiduría, oh, Verbo de Dios! Metodio (290 d.C.) 



 LA AUTORIDAD MAXIMA: LA PALABRA DE DIOS



Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba. Mateo 19:12 

Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban. Hechos 21:9 

De manera que el que la da en casamiento hace bien, y el que no la da en casamiento hace mejor. 
1 Corintios 7:38 

Mas la que en verdad es viuda y ha quedado sola, espera en Dios, y es diligente en súplicas y oraciones noche y día. Pero la que se entrega a los placeres, viviendo está muerta. 1 Timoteo 5:5-6 

Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente. (Apocalipsis 14:1) 

Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero. Apocalipsis 14:4 

BENDICIONES

ADÁN

ADÁN



Fue, pues, necesario que el Señor viniese a la oveja perdida para con tan grande economía realizar la recapitulación, y para volver a buscar la obra que él mismo había creado; para salvar al mismo hombre hecho “a su imagen y semejanza,” es decir, al viejo Adán, una vez cumplidos los tiempos “que el Padre había fijado con su poder,” de la condenación que había recaído sobre él por su desobediencia, porque todo plan de salvación en favor del hombre se hacía según el beneplácito del Padre, a fin de que Dios no quedase vencido ni se perdiese su obra de arte. Pues, si el hombre al que Dios había hecho para que viviese, al perder la vida herido por la serpiente que lo había corrompido ya no hubiese podido volver a la vida, sino que hubiese quedado enteramente abocado a la muerte, entonces Dios habría sido vencido, y la maldad de la serpiente habría triunfado sobre el propósito de Dios. Ireneo (180 d.C.) 

A fin de puntualizar la verdad, este Adán es aquel primer hombre modelado, sobre el cual la Escritura afirma que Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza.” Todos los demás descendemos de él. Y, como provenimos de él, por eso llevamos también su nombre. Y si se salva el ser humano, entonces es preciso que también se salve el primero que ha sido modelado. Ireneo (180 d.C.) 

Adán mostró su arrepentimiento con su cinturón, al ceñirse con hojas de higuera. Habiendo muchos otros tipos de hojas que podían lastimar menos el cuerpo, sin embargo, movido por el temor de Dios, tejió un cinturón digno de su desobediencia. De esta manera, reprimía el impulso de la carne que le había hecho perder el modo de ser y la ingenuidad del niño para volver su mente al mal. Se revistió con un freno de continencia que también compartió con su mujer, pues temía a Dios y esperaba su venida… Y de su parte siempre se hubiera humillado llevando ese vestido, si el Señor misericordioso no les hubiera dado túnicas de pieles en lugar de sus hojas de higuera. Ireneo (180 d.C.) 

Adán fue perfecto desde su formación… La causa de su pecado yace en su decisión… Dios no fue la causa. Clemente de Alejandría (195 d.C.) 

Los herejes nos presentan la cuestión de si Adán fue creado perfecto o imperfecto. Porque si lo fue imperfecto, ¿cómo puede ser imperfecta la obra de un Dios perfecto, y más aún tratándose del hombre? Pero si era perfecto, ¿cómo traspasó el mandato? Nuestra respuesta es que no fue creado perfecto en su constitución, pero si dispuesto para recibir la perfección. Hay cierta diferencia entre tener capacidad para la virtud y poseerla. Dios quiere que nos salvemos por nosotros mismos, pues ésta es la naturaleza del alma, la de poder moverse por sí misma… todos, como he dicho, están hechos para alcanzar la virtud. Lo que sucede es que unos se entregan más, y otros menos al aprendizaje y a la práctica de la misma. Clemente de Alejandría (195 d.C.) 

Jesús libró del Hades al primer hombre de la tierra, el cual se hallaba perdido y atado por las cadenas de la muerte. Hipólito (200 d.C.) 

Siendo libre de toda labor, el hombre (Adán) podía dedicarse enteramente al servicio de Dios su Padre. Luego, Dios le dio mandamientos específicos, por cuya observancia el podía continuar inmortal, o si él los transgredía, sería castigado con la muerte. Lactancio (304-313 d.C.) 

 LA AUTORIDAD MAXIMA: LA PALABRA DE DIOS



Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. 1 Corintios 15:22 

Porque Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión. 1 Timoteo 2:13-14 

BENDICIONES

ABORTO E INFANTICIDIO

ABORTO E INFANTICIDIO


El término “exponer infantes” se refiere a la práctica de abandonar a un bebé recién nacido al lado de los caminos o carreteras, dejándolo allí para que muera de frío o sea recogido por alguien, usualmente para ser criado como un esclavo o una prostituta. 

Si algunos riñeren, e hirieren a mujer embarazada, y ésta abortare, pero sin haber muerte, serán penados conforme a lo que les impusiere el marido de la mujer y juzgaren los jueces. Mas si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida. Éxodo 21:22 

No matarás a tu hijo en el seno de la madre ni, una vez nacido, le quitarás la vida. Bernabé (70-130 d.C.) 

Mas el camino del ‘negro’ es torcido y lleno de maldición de los cuales son desconocedores de Aquel que los creó, asesinos de sus hijos por el aborto, destructores de la obra de Dios, que echan de sí al necesitado. Bernabé (70-130 d.C.) 

No harás abortar a la criatura engendrada en la orgía, y después de nacida no la harás morir. Didaché (80-140 d.C.) 

(Los cristianos) se casan como todos los demás hombres y engendran hijos; pero no se desquitan de su descendencia. Epístola a Diogneto (125-200 d.C.) 

Tan lejos estamos nosotros de perjudicar a alguno o de realizar alguna impiedad, que hemos recibido la enseñanza de que exponer a los niños aun recién nacidos, es de hombres perversos. Justino Mártir (160 d.C.) 

Cuando decimos que aquellas mujeres que usan las pociones para causar el aborto son homicidas y tendrán que rendir cuenta a Dios por su hecho, ¿cómo sería posible que matáramos a los infantes? Sería insensatez que dijéramos que el niño en la matriz es creación de Dios, y por tanto objeto del cuidado de Dios, y luego que nazca lo matásemos. Atenágoras (175 d.C.) 

Los cristianos tienen mucho más respeto por la vida humana que los paganos. Por ello, condenan la costumbre de abandonar a los niños recién nacidos. Atenágoras (175 d.C.) 

Nosotros afirmamos que las que practican el aborto cometen homicidio y habrán de dar cuenta a Dios del aborto. ¿Por qué razón habríamos de matar? No se puede pensar a la vez que lo que lleva la mujer en el vientre es un ser viviente, y, por ello, objeto de la providencia de Dios, y matar luego al que ya ha avanzado en la vida; no exponer al nacido, por creer que exponer a los hijos equivale a matarlos, y quitar luego la vida a lo ya crecido. Nosotros somos siempre y en todo consecuentes y acordes con nosotros mismos, pues obedecemos a la razón y no le hacemos violencia. Atenágoras (175 d.C.) 

El matrimonio es el deseo de procrear hijos, no una desordenada efusión de semen, contraria a la ley y a la razón… Porque hay quienes ocultan su fornicación utilizando drogas abortivas que llevan a la muerte definitiva, siendo así causa no sólo de la destrucción del feto, sino también del amor del género humano. Clemente de Alejandría (195 d.C.) 


La muerte no es otra cosa que la separación del alma y del cuerpo, la vida, que es lo contrario de la muerte, no se puede definir más que como la unión del cuerpo y del alma. Si la separación de las dos sustancias se produce simultáneamente por la muerte, la ley de su unión nos obliga a pensar que la vida llega simultáneamente a las dos sustancias. Mantenemos, pues, que la vida empieza en la concepción, pues defendemos que el alma existe desde este momento, y el principio de la vida es el alma. Simultáneamente se une para la vida, lo que simultáneamente se separa en la muerte. Tertuliano (197 d.C.) 




(Hablando de las prácticas entre la mujeres paganas) Porque esas mujeres, que para esconder su inconducta utilizan drogas abortivas que expulsan una materia absolutamente muerta, hacen abortar, al mismo tiempo que al feto, sus sentimientos humanos. Clemente de Alejandría (195 d.C.) 

En nuestro caso, ya que prohibimos el homicidio en cualquier forma, no podemos destruir ni siquiera al niño en el vientre… Impedir que nazca un niño es solamente una forma de matar. No hay diferencia si se quita la vida del que ya ha nacido, o del que no ha nacido aún. Tertuliano (197 d.C.) 

Mantenemos, pues, que la vida empieza en la concepción, pues defendemos que el alma existe desde este momento, y el principio de la vida es el alma. Simultáneamente se une para la vida, lo que simultáneamente se separa en la muerte. Tertuliano (197 d.C.) 

Veo, en efecto, que ustedes (los paganos) a los hijos que han engendrado los exponen a las fieras y a las aves, o los estrangulan, sometiéndolos a un género de muerte deplorable, hay incluso mujeres que, mediante la ingestión de brebajes, destruyen en sus mismas entrañas el origen del futuro ser humano, cometiendo un homicidio antes de dar a luz. Y estas cosas, sin duda, provienen de la enseñanza de sus dioses. Marco Minucio Félix (200 d.C.) 

La ley de Moisés castiga con penas justas a la persona que aborta, pues allí se inician las primeras etapas del ser humano. Puesto que el feto en esta etapa ya es susceptible a la vida y a la muerte, es considerado un ser humano. Tertuliano (210 d.C.) 

Entre los instrumentos de los cirujanos, hay uno diseñado con el propósito principal de abrir el útero y luego mantenerlo abierto. También existe un cuchillo redondo, con el cual los miembros dentro del vientre son arrancados con mucho cuidado. Por último hay un gancho encubierto, con el cual el feto es extraído de forma violenta. Existe también una aguja de punta de cobre, con el que se realiza la muerte en este robo traicionero de la vida. Por su función infanticida se le ha puesto el nombre de “asesino del infante.” Por supuesto, este infante anteriormente había estado vivo. Tertuliano (210 d.C.) 

Al contemplar una ceremonia idolátrica, puedo contemplar un acto de adulterio. Por un lado la idolatría lo precede; y por el otro, el asesinato sigue en compañía… ¡Las parteras también lo testifican! ¡Cuántas concepciones adúlteras son masacradas! Tertuliano (212 d.C.) 

Algunas mujeres que eran supuestas creyentes empezaron a utilizar drogas anticonceptivas. También utilizaban fajas ajustadas para expulsar lo que habían concebido, pues no querían tener un hijo de un esclavo o de gente común debido al interés de sus familias y a sus excesivas riquezas. ¡Miren cuán gran impiedad está promoviendo el malvado! Él enseña el adulterio y el asesinato el mismo tiempo. Hipólito (225 d.C.) 

No puedo encontrar palabras para hablar de los infantes que son sacrificados al mimo Saturno. Lactancio (304-313 d.C.) 

Los paganos estrangulan a sus propios hijos recién nacidos. O si muestran más piedad, los exponen. Lactancio (304-313 d.C.) 

Nadie piense que es tolerable estrangular a un hijo recién nacido, pues es una gran impiedad… ¿Pueden ser consideradas inocentes aquellas personas que exponen a su propia descendencia como presa para los perros? En cuanto a sus actos, ellos los matan de un modo más cruel que si los estrangulasen… Por tanto, si alguno no es capaz de criar hijos por razones de pobreza, es mejor abstenerse del matrimonio que estropear la obra de Dios con manos perversas. Lactancio (304-313 d.C.) 
 

POLIGAMIA

POLIGAMIA

 

Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud. Proverbios 5:18 

Si, pues, las enseñanzas de los profetas y aun las de Jesús mismo conmueven, es mejor para ustedes que sigan a Dios y no a sus maestros, insensatos y ciegos, que aun ahora los permiten tener cuatro y cinco mujeres, y si uno ve a una hermosa y desea tenerla, cuentan lo que hizo Jacob, el que fue llamado Israel, y los demás patriarcas, y afirman que no se comete pecado alguno haciendo lo que ellos hicieron. Justino Mártir (160 d.C.) 

Otros, en cambio, han salido de los grupos de Basílides y Carpócrates (dos maestros herejes). Predican el amor libre y la poligamia, se sienten libres para comer lo sacrificado a los ídolos, porque dicen que Dios no se preocupa de tales cosas. Ireneo (180 d.C.) 

“Bendito sea tu manantial y alégrate con la mujer de tu juventud.” Esto prohibe con claridad la pluralidad de esposas. Metodio (290 d.C.) 

PROVIDENCIA Y SOBERANÍA DE DIOS

PROVIDENCIA Y SOBERANÍA DE DIOS

 

La providencia de Dios se refiere a la dirección y al cuidado que Dios tiene por toda su creación. La soberanía de Dios se refiere al hecho de que Dios es el supremo legislador del universo. 


Siendo así, pues, que todas las cosas son vistas y oídas (por Dios), tengámosle temor, y abandonemos todos los deseos abominables de las malas obras, para que podamos ser protegidos por su misericordia en los juicios futuros. Clemente de Roma (30-100 d.C.) 

Los acontecimientos que te sucedieren los aceptarás como bienes, sabiendo que sin la disposición de Dios nada sucede. Bernabé (70-130 d.C.) 

Acepta con gratitud las pruebas que sobrevinieren, recordando que nada nos sucede sin la voluntad de Dios. Didaché (80-140 d.C.) 

Y tratamos de persuadir a los que nos aborrecen injustamente para que, viviendo conforme a los preclaros consejos de Cristo, tengan la esperanza de alcanzar, junto con nosotros, los bienes de Dios, soberano de todas las cosas. Justino Mártir (160 d.C.)


Este es el Padre de nuestro Señor, por cuya providencia todo sucede, y que administra todas las cosas con su mandato. Da gratuitamente a quien conviene, distribuye los dones según los méritos, y castiga con justicia a los ingratos insensibles a su bondad. Ireneo (180 d.C.) 

Si le llamo Providencia (a Dios), nombro su bondad. Teófilo (180 d.C.) 

Nuestra vida estará toda ella de acuerdo con la razón si dominamos nuestros deseos desde sus comienzos, y no matamos con perversos artificios lo que la providencia divina ha establecido para el linaje humano. Clemente de Alejandría (195 d.C.) 

Por su providencia Dios administra, dispone y vigila lo que acontece, mientras que por su voluntad determina que algo acontezca o no... Ahora bien, si profesamos creer que Dios administra y dispone todas las cosas, se sigue que él ha de revelar su voluntad a los hombres, mostrándoles lo que es bueno para ellos. Orígenes (225 d.C.) 


LA AUTORIDAD MAXIMA: LA PALABRA DE DIOS

¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. Pues aun vuestros cabellos están todos contados. Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos. Mateo 10:29-31 

Respondió Jesús: Ninguna autoridad tendríais contra mí, si no te fuese dada de arriba. Juan 19:11 

En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Santiago 4:15

PATRIOTISMO

PATRIOTISMO


(Los cristianos) residen en sus propios países, pero sólo como transeúntes; comparten lo que les corresponde en todas las cosas como ciudadanos, y soportan todas las opresiones como los forasteros. Todo país extranjero les es patria, y toda patria les es extraña. Epístola a Diogneto (125-200 d.C.) 

También Santos (un cristiano en la hora de su martirio), mientras sus verdugos esperaban que a fuerza de torturas conseguirían hacerle confesar algún crimen, no dijo su nombre ni el de su nación, ni el de su ciudad, ni aun si era siervo o libre, sino que a todas las preguntas respondía en latín: “Soy cristiano.” Esto era para él su nombre, su patria y su raza, y los gentiles no pudieron hacerle pronunciar otras palabras. Los mártires de Lyon, Francia (177 d.C.) 

(Escrito por un crítico pagano del cristianismo)Hay una raza nueva de hombres nacidos ayer, sin patria ni tradiciones, asociados entre sí contra todas las instituciones religiosas y civiles, perseguidos por la justicia, universalmente cubiertos de infamia, pero auto glorificándose con la común execración: son los cristianos. Celso (178 d.C.) 

No tenemos nación alguna en la tierra. Por tanto, podemos despreciar las posesiones terrenales. Clemente de Alejandría (195 d.C.) 

El Señor, por medio de Abraham, enseña con toda claridad que quien sigue a Dios, debe despreciar la patria, los familiares, los bienes y toda riqueza, considerándolo como algo extraño. Clemente de Alejandría (195 d.C.) 

En lo que a ustedes respecta, ustedes son extranjeros en este mundo, ciudadanos de Jerusalén, la ciudad que está en el cielo. Nuestra ciudadanía, dice el apóstol, está en los cielos. Tertuliano (212 d.C.) 

Todo celo en la búsqueda de gloria y honor está muerto en nosotros. De modo que nada nos presiona a participar en sus reuniones públicas. Además, no hay otra cosa más totalmente ajena a nosotros que los asuntos del Estado. Reconocemos un único dominio que lo abarca todo: el mundo. Tertuliano (195 d.C.) 

A aquellos enemigos de nuestra fe que quisieran exigir que tomáramos armas para defender el imperio y matar a los hombres, respondemos: ‘Los sacerdotes de ustedes que sirven a sus dioses... ¿no guardan sus manos de sangre para que puedan ofrendar los sacrificios estipulados a los dioses suyos con manos no manchadas y libres de la sangre humana?’ Aun cuando hay guerra cercana, ustedes no reclutan a los sacerdotes para sus ejércitos. Si ésta, pues, es costumbre alabada, ¿cuánto más deberían los cristianos servir como sacerdotes y ministros de Dios, guardando puras las manos, mientras otros se involucran en la batalla? Orígenes (225 d.C.) 

Nosotros tenemos por patria el paraíso. Cipriano (250 d.C.) 

¿Cómo puede un hombre justo odiar, despojar y llevar a la muerte? Sin embargo, aquellos que luchan por servir a su país hacen todo esto… Cuando ellos hablan de los deberes relacionados a la guerra; sus palabras no corresponden a la justicia ni a la virtud verdadera. Más bien, sólo pertenece a esta vida y a las instituciones civiles. Y eso no es justicia. Lactancio (304-313 d.C.) 


LA AUTORIDAD MAXIMA: LA PALABRA DE DIOS



 Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí. Juan 18:36 

Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo. Filipenses 3:20 

 Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma. 1 Pedro 2:11 

LA MUERTE


LA MUERTE


¿Qué es la muerte?

Porque morir consiste en perder la respiración y la fuerza vital, y convertirse en un ser inmóvil e inanimado, para retornar a aquellos elementos de los cuales al inicio sacó su sustancia. Esto no puede sucederle al alma, que es el soplo de vida; ni al Espíritu, que no es compuesto sino simple, y así no puede disolverse, sino que, por el contrario, es él la vida de aquellos que de él participan. Lo único que queda, pues, es que la muerte se refiera a la carne. Esta, una vez que el alma se aparta, queda inanimada y sin respiración, y poco a poco se disuelve en la tierra de la que fue sacada. Esta, pues, es la mortal. Ireneo (180 d.C.) 

La muerte no es otra cosa que la separación del alma y del cuerpo, la vida, que es lo contrario de la muerte, no se puede definir más que como la unión del cuerpo y del alma. Si la separación de las dos sustancias se produce simultáneamente por la muerte, la ley de su unión nos obliga a pensar que la vida llega simultáneamente a las dos sustancias. Simultáneamente se une para la vida, lo que simultáneamente se separa en la muerte. 
Tertuliano (197 d.C.) 

Si morimos, cuando nos toque, entonces pasamos por la muerte a la inmortalidad, y no puede empezar la vida eterna hasta que no salgamos de ésta. No es ciertamente una salida, sino un paso y traslado a la eternidad, después de correr esta carrera temporal. Cipriano (250 d.C.) 


¿Por qué mueren los hombres?
 

Como castigo por su pecado, se impusieron al hombre los sufrimientos, el trabajo de la tierra, comer el pan con el sudor de su frente, y volver a la tierra de la que había sido sacado… Dios no quería ni que, por una parte, quedaran hundidos en la muerte; ni, por otra, si no eran castigados, pudieran despreciar a Dios. Ireneo (180 d.C.) 

Mas, como Dios es veraz, y en cambio la serpiente es mentirosa, los efectos probaron que la muerte sería la consecuencia si ellos comían (del fruto). Al mismo tiempo ellos gustaron del bocado y de la muerte; porque comieron por desobediencia, y la desobediencia produce la muerte. Por eso fueron ellos entregados a la muerte, pues se hicieron sus deudores. Ireneo (180 d.C.) 

Por este motivo “lo echó del paraíso” y los alejó “del árbol de la vida.” No es que Dios sintiese celos por el árbol de la vida, como algunos se atreven a opinar; sino que fue acto de misericordia alejarlo para que no siguiese transgrediendo, a fin de que su pecado no estuviese en él para siempre como un mal insaciable y sin remedio. De este modo le impidió seguir transgrediendo el mandato, le impuso la muerte y marcó un límite al pecado al ponerle a él un término en la tierra mediante la disolución de la carne. De esta manera el hombre, al morir, dejaría de vivir para el pecado y comenzaría a vivir para Dios. 
Ireneo (180 d.C.) 

Pero Dios hizo un gran beneficio al hombre al no dejar que permaneciera para siempre en el pecado. En cierta manera semejante a un destierro, lo arrojó del paraíso para que pagara en un plazo determinado la pena de su pecado y así educado fuera de nuevo llamado... Y todavía más: así como a un vaso, si después de modelado resulta con algún defecto, se le vuelve a amasar y a modelar para hacerlo de nuevo y entero, así sucede también al hombre con la muerte: se le rompe por la fuerza, para que salga íntegro en la resurrección, es decir, sin defecto, justo e inmortal. Teófilo (180 d.C.) 

El pecado imprime su sello en cada alma y a todas por igual las destina a la muerte. Deben morir. Toda carne cayó bajo el poder del pecado, todos bajo el poder de la muerte. Melitón de Sardis (190 d.C.) 


Concepto y actitud de los cristianos hacia la muerte


Siendo así que todas las cosas tienen un final, y estas dos, vida y muerte, están delante de nosotros, y cada uno debe ir a su propio lugar, puesto que sólo hay dos monedas, la una de Dios y la otra del mundo, y cada una tiene su propia estampa acuñada en ella, los no creyentes la marca del mundo, pero los fieles en amor la marca de Dios el Padre por medio de Jesucristo, si bien a menos que aceptemos libremente morir en su pasión por medio de El, su vida no está en nosotros. Ignacio (105 d.C.) 

Cristo se presentó a Pedro y su compañía, y les dijo: Pongan las manos sobre mí y pálpenme, y vean que no soy un demonio sin cuerpo. Y al punto ellos le tocaron, y creyeron, habiéndose unido a su carne y su sangre. Por lo cual ellos despreciaron la muerte, es más, fueron hallados superiores a la muerte. 
Ignacio (105 d.C.) 

(Los cristianos) no tienen en consideración el mundo y desprecian la muerte. Epístola a Diogneto (125-200 d.C.) 

Justino testifica cómo veía en su vida pasada a los cristianos cuando éstos eran llevados a la muerte.
Y yo mismo, me deleitaba con la doctrina de Platón y oía hablar de los crímenes que se imputaban a los cristianos, pero les veía acercarse serenos a la muerte y a las demás cosas que parecen temibles a los hombres, comprendía que era imposible que aquellos hombres viviesen en la maldad y en el amor de los placeres. Justino Mártir (160 d.C.) 

Ustedes, matarnos, sí, pueden; pero dañarnos, no. Justino Mártir (160 d.C.) 

Ya que no fijamos nuestros pensamientos en el presente, no nos preocupamos cuando los hombres nos llevan a la muerte. De todos modos, el morir es una deuda que todos tenemos que pagar. Justino Mártir (160 d.C.) 

Los hombres, después de perder la mortalidad, han conquistado la muerte por medio de someterse a la muerte en fe. Taciano (160 d.C.) 

(El cristiano) cuando ha de dejar esta morada y esta posesión y el uso de ella, sigue de buena gana al que le saca de esta vida, sin volverse jamás a mirar hacia atrás bajo ningún pretexto. Da gracias de verdad por la posada recibida, pero bendice el momento al salir de ella, pues anhela como su única mansión la celestial. Clemente de Alejandría (195 d.C.) 

Ya que la resurrección de los muertos es segura, ya no es necesario la tristeza que produce la muerte. ¿Por qué llorar, si crees que tu ser querido no ha perecido? Nosotros herimos a Cristo al no aceptar cuando Él llama a una persona piadosa a salir de este mundo. Tertuliano (200 d.C.) 

Qué hermoso espectáculo para Dios, cuando el cristiano se enfrenta al dolor, cuando enfrenta las amenazas, suplicios y tormentos, cuando desprecia sonriente el estrépito de la muerte y el horror que inspira el verdugo, cuando hace valer su libertad frente a reyes y príncipes y sólo se somete al único Dios, a quien pertenece, cuando, triunfante y victorioso, desafía a quien pronunció la sentencia contra él. Porque al final venció quien obtuvo aquello por lo que luchó. Marco Minucio Félix (200 d.C.) 

Pero, en nuestro caso, incluso los niños y las mujercitas, gracias a la capacidad para soportar el dolor que les es inspirada, se burlan de las cruces y de los tormentos, de las fieras y de todos los fantasmas de los suplicios. 
Marco Minucio Félix (200 d.C.) 



Las dos siguientes citas son referidas a muchos cristianos que murieron debido a la peste que acaeció en el imperio romano en el siglo III.
 
Es verdad que perecen en esta peste muchos de los nuestros; esto quiere decir que muchos de los cristianos se libran de este mundo. Esta mortandad es una pestilencia para los judíos, gentiles y enemigos de Cristo; mas para los servidores de Dios es salvadora partida para la eternidad. Por el hecho de que sin discriminación alguna de hombres mueran buenos y malos, no hay que creer que es igual la muerte de unos y de otros. Los justos son llevados al lugar del descanso, los malos son arrastrados al suplicio; a los fieles se les otorga en seguida la seguridad; a los infieles, sin tardar el castigo. Cipriano (250 d.C.) 

Cuántas veces me fue revelado, cuántas y más claras veces se me ordenó por la bondad de Dios que clamase sin cesar, que predicara en público que no debía llorarse por nuestras hermanos llamados por el Señor y libres de este mundo, sabiendo que no se pierden, sino que nos preceden; que, como viajeros, como navegantes, van delante de los que quedamos atrás; que se puede echarlos de menos, pero no llorarlos y cubrirnos de luto, puesto que ellos ya se han vestido vestidos blancos. Cipriano (250 d.C.)
El que ha de llegar a la morada de Cristo, a la gloria del reino celestial, no debe derramar llanto, sino más bien regocijarse en esta partida y traslado. Cipriano (250 d.C.) 


LA AUTORIDAD MAXIMA: LA PALABRA DE DIOS



La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe su corazón, ni tenga miedo. Habéis oído que yo os he dicho: Voy, y vengo a ustedes. Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre; porque el Padre mayor es que yo. Juan 14:27-28 

Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Filipenses 1:21 

Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. 1 Tesalonicenses 4:13 

MARÍA

MARÍA


Porque Eva, cuando era todavía virgen e incorrupta, habiendo concebido la palabra que recibió de la serpiente, dio a luz la desobediencia y la muerte: en cambio, la virgen María concibió fe y alegría cuando el ángel Gabriel le dio la buena noticia de que el Espíritu del Señor vendría sobre ella y el poder del Altísimo la cubriría con su sombra, por lo cual lo santo nacido de ella seria hijo de Dios; a lo que ella contestó: “Hágase en mi según tu palabra.” Justino Mártir (160 d.C.) 

Ha puesto los ojos en la bajeza de su esclava: Dios me ha mirado, dice María, porque soy humilde y porque busco la virtud de la mansedumbre y del pasar oculta. Orígenes (225 d.C.) 

Así también vemos que oraron los apóstoles junto con los discípulos a raíz de la ascensión del Señor: Perseveraban, dice, todos unánimes en la oración junto con las mujeres y con María, que era la madre de Jesús, y sus hermanos. Cipriano (250 d.C.) 

Y así como por obra de una virgen desobediente fue el hombre herido y —precipitado— murió, así también, reanimado el hombre por obra de una Virgen, que obedeció a la Palabra de Dios, recibió él en el hombre nuevamente reavivado, por medio de la vida, la vida. Pues el Señor vino a buscar la oveja perdida, es decir, el hombre que se había perdido. De donde no se hizo el Señor otra carne, sino de aquella misma que traía origen de Adán y de ella conservó la semejanza. Porque era conveniente y justo que Adán fuese recapitulado en Cristo, a fin de que fuera abismado y sumergido lo que es mortal en la inmortalidad. Y que Eva fuese recapitulada en María, a fin de que una Virgen, venida a ser abogada de una virgen [Eva], deshiciera y destruyera la desobediencia virginal mediante la virginal obediencia. El pecado cometido a causa del árbol fue anulado por la obediencia cumplida en el árbol, obediencia a Dios por la cual el Hijo del hombre fue elevado en el árbol, aboliendo la ciencia del mal y aportando y regalando la ciencia del bien. El mal es desobedecer a Dios; el bien, en cambio, es obedecer. Ireneo de Lyon (180 d.C.)


BENDICIONES

martes, 30 de agosto de 2011

LA VIDA PRESENTE Y EL REINO CELESTIAL

LA VIDA PRESENTE Y EL REINO CELESTIAL



Grande es la fe y el amor que habita en ustedes debido a la esperanza de vida. Bernabé (70-130 d.C.)


Aborrezcamos el extravío del tiempo presente, a fin de ser amados en el por venir. Bernabé (70-130 d.C.) 

Los confines más alejados del universo no me servirán de nada, ni tampoco los reinos de este mundo. Es bueno para mí el morir por Jesucristo, más bien que reinar sobre los extremos más alejados de la tierra. Ignacio (105 d.C.) 

Mis deseos personales han sido crucificados, y no hay fuego de anhelo material alguno en mí, sino sólo agua viva que habla dentro de mí, diciéndome: Ven al Padre. No tengo deleite en el alimento de la corrupción o en los deleites de esta vida. Ignacio (105 d.C.) 

(Los cristianos) no tienen en consideración el mundo y desprecian la muerte. Epístola a Diogneto (125-200 d.C.) 

(Una descripción de los cristianos) Su existencia está en la tierra, pero su ciudadanía está en el cielo. Obedecen las leyes establecidas, y sobrepasan las leyes en sus propias vidas. Epístola a Diogneto (125-200 d.C.) 

El alma, aunque en sí inmortal, reside en un tabernáculo mortal (el cuerpo); así los cristianos residen en medio de cosas perecederas, en tanto que esperan lo imperecedero que está en los cielos. Epístola a Diogneto (125-200 d.C.) 

Entonces amarás y admirarás a los que son castigados porque no quieren negar a Dios; entonces condenarás el engaño y el error en el mundo; cuando te des cuenta que la vida verdadera está en el cielo, cuando desprecies la muerte aparente que hay en la tierra, cuando temas la muerte real, que está reservada para aquellos que serán condenados al fuego eterno que castigará hasta el fin a los que se han entregados al mismo. Entonces admirarás a los que soportan, por amor a la justicia, el fuego temporal (a los mártires), y los tendrás por dichosos. Epístola a Diogneto (125-200 d.C.) 

Sabiendo, pues, que no trajimos nada a este mundo ni tampoco nos llevaremos nada de él, alistémonos con la armadura de la justicia, y enseñémonos primero a andar en el mandamiento del Señor. Policarpo (135 d.C.) 

Por tanto, les exhorto a todos a ser obedientes a la palabra de justicia y a soportarlo todo, según vieron con sus propios ojos en… Pablo y en el resto de los apóstoles; estando persuadidos de que todos éstos no corrieron en vano, sino en fe y justicia, y que están en su lugar debido en la presencia del Señor, con el cual han sufrido también. Porque no amaron al mundo presente, sino a Aquel que murió por amor a nosotros y fue resucitado por Dios para nosotros. Policarpo (135 d.C.) 

Porque por esta causa le es imposible al hombre alcanzar la felicidad, puesto que invitan a los temores de los hombres, prefiriendo el goce de este mundo a la promesa de la vida venidera. Porque no saben cuán gran tormento acarrea el goce de aquí, y el deleite que proporciona la promesa de lo venidero. Segunda de Clemente (150 d.C.) 

Aunque tengan que sufrir aflicción durante un tiempo breve en el mundo, recogerán el fruto inmortal de la resurrección. Por tanto, que no se aflija el que es piadoso si vive en desgracia en los días presentes, pues le esperan tiempos de felicidad. Segunda de Clemente (150 d.C.) 

Y no permitas tampoco que esto turbe tu mente, que veamos que los impíos poseen riquezas, y los siervos de Dios sufren pobreza. Tengamos fe, hermanos y hermanas. Estamos militando en las filas de un Dios vivo; y recibimos entrenamiento en la vida presente, para que podamos ser coronados en la futura. Segunda de Clemente (150 d.C.) 

Por tanto, hermanos, no apreciemos nuestra vida en este mundo y hagamos la voluntad del que nos ha llamado, y no tengamos miedo de apartarnos de este mundo. Porque el Señor ha dicho: Serán como corderos en medio de lobos… Saben, hermanos, que la vida de la carne en este mundo es despreciable y dura poco, pero la promesa de Cristo es grande y maravillosa, a saber, el reposo del reino que será y la vida eterna. ¿Qué podemos hacer, pues, para obtenerlos, sino andar en santidad y justicia y considerar que las cosas de este mundo son extrañas para nosotros y no desearlas? Porque cuando deseamos obtener estas cosas nos descarriamos del camino recto. Pero el Señor dijo: Nadie puede servir a dos señores. Si deseamos servir a la vez a Dios y a riquezas, no sacaremos ningún beneficio: Porque ¿qué ganará un hombre si consigue todo el mundo y pierde su alma? Ahora bien, este mundo y el futuro son enemigos. El uno habla de adulterio y contaminación y avaricia y engaños, en tanto que el otro se despide de estas cosas. Por tanto, no podemos ser amigos de las dos, sino que hemos de decir adiós a uno y tener amistad con el otro. Consideremos que es mejor aborrecer las cosas que están aquí, porque son despreciables, duran poco y perecen, y amar las cosas de allí, que son buenas e incorruptibles. Segunda de Clemente (150 d.C.) 

Pero los que albergan malos propósitos en sus corazones, acarrean la muerte y la cautividad, especialmente los que reclaman para sí mismos este mundo presente, y se jactan de sus riquezas, y no se adhieren a las cosas buenas que han de venir. Hermas (150 d.C.) 

Y la segunda, la que está ceñida y tiene el aspecto enérgico de un hombre, se llama Continencia; es la hija de la Fe. Todo el que la sigue, pues, será feliz en su vida, porque se abstendrá de todo acto malo, creyendo que, si se abstiene de todo mal deseo, heredará la vida eterna. Hermas (150 d.C.) 

En primer lugar, el que tiene el Espíritu, que es de arriba, es manso tranquilo y humilde, y se abstiene de toda maldad y vano deseo de este mundo presente Hermas (150 d.C.) 

Ya que no fijamos nuestros pensamientos en el presente, no nos preocupamos cuando los hombres nos llevan a la muerte. Justino Mártir (160 d.C.) 

Pero estando persuadidos que de toda esta vida presente hemos de dar cuenta al Dios que nos ha creado a nosotros y que ha creado al mundo, escogemos la vida moderada, piadosa y despreciada. Atenágoras (175 d.C.) 

Teniendo, pues, esperanza de la vida eterna, despreciamos las cosas de la vida presente y aun los placeres del alma. Atenágoras (175 d.C.) 

¿Tal vez aquellos que toman como máxima de su vida el ‘comamos y bebamos, que mañana moriremos’... deberán ser considerados como personas piadosas? ¿Y a nosotros se nos mirará como gente impía, nosotros que estamos convencidos de que la vida presente es de corta duración y tiene poco valor, nosotros que estamos animados por el solo deseo de conocer al Dios verdadero… nosotros, que sabemos que la vida que esperamos será superior a cuantas puedan pensarse, con tal de que dejemos el mundo limpios de toda culpa y amemos a los hombres hasta tal extremo de no amar solamente a los amigos? Todavía una vez más, nosotros que somos tales y que llevamos una vida digna para evitar el juicio, ¿tendremos que pasar por ser tenidos como impíos? Atenágoras (175 d.C.) 

A los que progresan en el conocimiento de Cristo el Señor, les habla con este lenguaje: les ordena despreciar las cosas de este mundo y les exhorta a fijar su atención solamente en el Padre, imitando a los niños. Por esta razón les dice: “No se preocupen por el día de mañana; que el día de mañana traerá su fatiga: basta al día su afán.” Así manda que dejemos a un lado las preocupaciones de esta vida para unirnos solamente al Padre. Clemente de Alejandría (195 d.C.) 

El elegido (el cristiano) vive como un extranjero, sabiendo que todo lo tiene a su disposición, pero lo ha de dejar todo... Usa del cuerpo, como el que hace un viaje a tierras usa de las posadas y ventas que encuentra en su camino. Ciertamente tiene cuidado de las cosas del mundo, pues es el lugar donde ha de hacer posada; pero cuando ha de dejar esta morada y esta posesión y el uso de ella, sigue de buena gana al que le saca de esta vida, sin volverse jamás a mirar hacia atrás bajo ningún pretexto. Da gracias de verdad por la posada recibida, pero bendice el momento de salir de ella, pues anhela como su única mansión la celestial. Clemente de Alejandría (195 d.C.) 

Ésta es parte de una carta dirigida a cristianos encarcelados en tiempos de persecución. 

En la cárcel se entristece el que suspira por las dichas del mundo; pero el cristiano, que afuera había renunciado al mundo, en la cárcel desprecia a la misma cárcel. En nada les preocupe el rango que ocupan en este siglo, puesto que están fuera de él. Si algo de este mundo han perdido, gran negocio es perder, si perdiendo han ganado algo mucho mejor. Y ¡cuánto habrá que decir del premio destinado por Dios para los mártires! Tertuliano (197 d.C.) 

Tranquilos, modestos, seguros de la bondad de nuestro Dios, somos reconfortados por la esperanza de la felicidad futura y por la confianza en su grandeza presente. Así, resucitaremos felices y vivimos ya de la contemplación del porvenir. Marco Minucio Félix (200 d.C.) 

(Los cristianos están) pasando constantemente con su razón y con todas sus palabras y obras de los asuntos de esta vida a Dios, apresurándose por llegar a su ciudad. Orígenes (225 d.C.) 

(El cristiano) siempre se está preparando para la vida verdadera y apartándose de los placeres de esta vida que engañan a la mayoría. Orígenes (225 d.C.) 

La única tranquilidad verdadera y de confianza, la única seguridad que vale, que es firme y nunca cambia, es ésta: que el hombre se retire de las distracciones de este mundo, que se asegure sobre la roca firme de la salvación, y que levante sus ojos de la tierra al cielo… El que es en verdad mayor que el mundo nada desea, nada anhela de este mundo. Cuán seguro, cuan inmovible es aquella seguridad, cuan celestial la protección de sus bendiciones sin fin, ser libre de las trampas de este mundo engañador, ser limpio de la hez de la tierra y preparado para la luz de la inmortalidad eterna. Cipriano (250 d.C.) 

Hemos de pensar, hermanos amadísimos, y reflexionar sobre lo mismo: que hemos renunciado al mundo y que vivimos aquí durante la vida como huéspedes y viajeros. Abracemos el día que a cada uno señala su hogar, una vez escapados de este mundo y libres de sus lazos, que nos restituya a nuestro reino y paraíso. ¿Quién, estando lejos, no se apresura a volver a su patria? ¿Quién, a punto de embarcarse para ir a los suyos, no desea vientos favorables para poder abrazarlos cuanto antes? Nosotros tenemos por patria el paraíso, por padres a los patriarcas; ¿por qué, pues, no nos apresuramos y volvemos para ver a nuestra patria y saludar a nuestros padres? Nos esperan allí muchas de nuestras personas queridas, nos echa de menos la numerosa turba de padres, hermanos, hijos, seguros de su salvación, pero preocupados todavía por la nuestra. ¡Qué alegría tan grande para ellos y nosotros llegar a su presencia y abrazarlos, qué placer disfrutar allá del reino del cielo sin temor de morir y qué dicha tan soberana y perpetua con una vida sin fin! Allí el coro glorioso de los apóstoles, allí el grupo de los profetas gozosos, allí la multitud de innumerables mártires que están coronados por los méritos de su lucha y sufrimientos, allí las vírgenes que triunfaron de la concupiscencia de la carne con el vigor de la castidad, allí los galardonados por su misericordia, que hicieron obras buenas, socorriendo a los pobres con limosnas, que, por cumplir los preceptos del Señor, transfirieron sus bienes terrenos a los tesoros del cielo. Corramos, hermanos amadísimos, con insaciable anhelo tras éstos, para estar enseguida con ellos; deseemos llegar pronto a Cristo. Vea Dios estos pensamientos, y que Cristo contemple estos ardientes deseos de nuestro espíritu y fe. Él otorgará mayores favores de su amor a los que tuvieren mayores deseos de Él. Cipriano (250 d.C.) 

Para que no sean corrompidos por una vida suave como sus antepasados, ha sido la voluntad de Dios que sean oprimidos por quienes bajo cuyo poder estaban puestos. Hay otra razón porqué Él permite la persecución en contra de nosotros. Es para que el pueblo de Dios crezca en número. Y no es difícil demostrar cómo ocurre esto. Primero, grandes multitudes dejan de adorar a los dioses falsos, viendo la crueldad de éstos. Segundo, ¿quién no desearía saber que cosas tan nobles tenemos para estar dispuestos a defenderlas hasta la muerte? ¿Qué cosas valen más que todas las cosas agradables y apreciadas en esta vida? Porque ni la pérdida de sus bienes, ni el ser privados de la luz, ni el dolor corporal, ni las torturas de sus miembros internos, pueden apartar a los cristianos de las cosas que éstos aman. Estas cosas tienen gran efecto, y siempre resultan en el aumento del número de nuestros seguidores. Lactancio (304-313 d.C.) 

Pues el que escoge las cosas temporales, no alcanzará las eternas. Y el que prefiere las cosas terrenales, no obtendrá las celestiales. Lactancio (304-313 d.C.) 



LA AUTORIDAD MAXIMA: LA PALABRA DE DIOS 



Porque ¿qué aprovecha el hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. Mateo 16:26-27 

No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. 2 Corintios 4:18-5:1 

Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo. Filipenses 2:14-15 

Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor al cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura para ganar a Cristo. Filipenses 3:8 

Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Colosenses 3:1-2 

Pero traed a la memoria los días pasados, en los cuales, después de haber sido iluminados, sostuvisteis gran combate de padecimientos; por una parte, ciertamente, con vituperios y tribulaciones… Porque de los presos también os compadecisteis, y el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos. Hebreos 10:32-34 

Salgamos, pues, a Él, fuera del campamento, llevando su vituperio; porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la por venir. Hebreos 13:13-14 

Para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios. 1 Pedro 4:2 

ABEL Y CAÍN

ABEL Y CAÍN


Y aconteció que estando ellos en la llanura, Caín se levantó contra su hermano Abel y lo mató. Ven, pues, hermanos, que los celos y la envidia dieron lugar a la muerte del hermano. Clemente de Roma (30-100 d.C.)


En un principio Dios puso los ojos sobre las ofrendas de Abel, porque las ofrecía con sencillez y justicia; en cambio no miró el sacrificio de Caín, porque su corazón estaba dividido por celos y malas intenciones contra su hermano, según Dios mismo le dijo al reprenderlo por lo que ocultaba: “¿Acaso no pecas aunque ofrezcas tu sacrificio rectamente, si no compartes con justicia? Tranquilízate”… pues Él le dijo: “Tranquilízate!,” pero no hizo caso. ¿Y qué otra cosa puede significar tranquilizarse, sino dominar sus impulsos? También dijo otra cosa parecida: “¡Fariseo ciego!, limpia la copa por dentro para que también esté limpia por fuera.” Pero no escucharon… Y para que su voluntad y sus pensamientos interiores, una vez puestos de manifiesto, manifestaran que el Dios que los desenmascara no es culpable de ellos ni obra el mal, sino que la culpa recae sobre el que hace el mal, le dice a Caín que rehúsa tranquilizarse: “El se revuelve sobre ti, y tú lo debes dominar.” Algo semejante dijo a Pilato: “No tendrías ningún poder si no se te hubiese dado de lo alto.” Porque Dios siempre concede al justo sufrir a fin de que ese sufrimiento que soporta le sirva de prueba; y en cambio el perverso sea juzgado y por sus mismas acciones sea echado fuera. Ireneo (180 d.C.) 

Desterrados del jardín, Adán y su mujer, Eva, padecieron muchas miserias y vivieron en este mundo lleno de tristezas, fatigas y lamentos. Porque el hombre trabajaba la tierra bajo los rayos del sol, y la tierra producía espinas y abrojos, castigo del pecado. Entonces se cumplió el dicho de la Escritura: Adán se unió a su mujer; ella concibió, dio a luz a Caín y, después, dio a luz a Abel. Mas el ángel rebelde, el mismo que impulsó al hombre a la desobediencia, que le había hecho pecador y causado su destierro del jardín, no contento con el primero, obró un nuevo daño, esta vez sobre los dos hermanos; porque llenando a Caín de su propio espíritu le hizo fratricida. Así murió Abel, asesinado por su hermano, como un signo del futuro, cuando algunos serían perseguidos, atormentados y muertos, y serían los injustos quienes matarían y perseguirían a los justos. Por esto Dios montó en cólera y maldijo a Caín y desde entonces todos los descendientes en la línea de su sucesión fueron semejantes a su progenitor. Dios, después, hizo que Adán tuviese otro hijo en sustitución del asesinado Abel. Ireneo (180 d.C.) 

Queridos hermanos, imitemos al justo Abel en el cual se inició el martirio; porque él fue el primero en morir por causa de la justicia. Cipriano (250 d.C.) 



LA AUTORIDAD MAXIMA: LA PALABRA DE DIOS

 

Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda. Génesis 4:4 

Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella. Hebreos 11:4 

Para que venga sobre ustedes toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altar. Mateo 23:35 

ÁGAPE

ÁGAPE


No es legítimo, aparte del obispo, ni bautizar ni celebrar una fiesta de amor (ágape). Ignacio (105 d.C.) 

Un ágape realmente es un alimento celestial, un banquete espiritual: “Todo lo sufre, todo lo soporta, todo lo espera; el amor jamás decae.” Sobre este amor se fundamenta toda la ley y Cristo. Y si amas al Señor tu Dios y a tu prójimo, este es el verdadero banquete que se celebra en los cielos, en tanto que el banquete terrestre se le llama cena, como lo muestra la Escritura, puesto que el banquete tiene como móvil el amor, mas la cena no es caridad; es solamente una demostración de una generosa y comunitaria benevolencia. Clemente de Alejandría (195 d.C.) 

Ya que si es el amor que nos congrega para comer, el objetivo de los banquetes es el intercambio amistoso entre los concurrentes, y la comida y la bebida son meros acompañantes del amor, ¿Cómo no nos vamos a comportar racionalmente? Clemente de Alejandría (195 d.C.) 

Pero su mismo nombre muestra lo que son nuestras cenas, pues se llaman ágapes, que significa en griego “amor.” Todo lo que en ellas se gasta, es en nombre y en beneficio de la caridad, ya que con tales refrigerios ayudamos a los indigentes de toda suerte, no a los jactanciosos parásitos que se dan entre ustedes... Consideren el orden que en ellas se sigue, para que vean su carácter piadoso: no se admite en ellas nada vil o contrario a la templanza. Nadie se sienta a la mesa sin haber antes gustado una oración a Dios. Se come lo que conviene para saciar el hambre; se bebe lo que conviene a hombres modestos. Se sacian teniendo presente que incluso durante la noche han de adorar a Dios, y hablan teniendo presente que su Señor les oye. Tertuliano (197 d.C.) 

Nuestros banquetes no sólo son honestos, sino también sobrios, pues no nos excedemos en la comida ni prolongamos los banquetes bebiendo vino sin mezcla, sino que moderamos la alegría con gravedad, por medio de una conversación casta y de un cuerpo aún más casto. Marco Minucio Félix (200 d.C.) 


 LA AUTORIDAD MAXIMA: LA PALABRA DE DIOS





Estos son inmundicias y manchas, quienes mientras comen con vosotros, se recrean en sus errores. 2 Pedro 2:13 

Estos son manchas en sus ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se apacientan a sí mismos. Judas 12 

DIOSES PAGANOS

DIOSES PAGANOS


La religión pagana

Los caldeos, los griegos y los egipcios fueron los guías y maestros de las demás naciones en el culto y adoración de los dioses de muchos hombres. Arístides (125 d.C.) 

¿Quién duda de que el vulgo, cuando ora y da culto público a las imágenes consagradas de estos dioses, lo hace porque la opinión e inteligencia de los ignorantes es engañada por la armonía del arte, deslumbrada por el fulgor del oro y seducida por el brillo de la plata y por el esplendor del marfil? Marco Minucio Félix (200 d.C.) 

Los galos sacrificaban a Mercurio víctimas humanas, o más bien inhumanas, un sacrificio romano consistía en enterrar vivos a un griego y una griega, un galo y una gala, y todavía hoy los romanos veneran a Júpiter Lacial con un homicidio y, cosa digna de un hijo de Saturno, lo ceban con la sangre de un hombre malvado y criminal. Marco Minucio Félix (200 d.C.) 

Cuántas cosas, en cambio, los animales mudos aprecian instintivamente de sus dioses! Los ratones, las golondrinas, los milanos saben y se dan cuenta de que son insensibles: los pisotean, se sientan sobre ellos y, si no se les echa, hacen el nido en la boca misma de su dios; las arañas les envuelven el rostro con su tela y cuelgan sus hilos de su misma cabeza. Ustedes los lavan, limpian, frotan, y protegen y temen a aquellos que ustedes mismos fabrican, sin que ninguno de ustedes piense que debe antes conocer a Dios que darle culto, ya que todos se apresuran a obedecer irreflexivamente a sus antepasados, prefiriendo adherirse al error ajeno que fiarse de sí mismos, porque nada saben de aquello que temen. Así es como en el oro y en la plata se ha consagrado la avaricia, así es como ha quedado acreditada la hermosura de estatuas sin vida, así es como ha nacido la superstición romana. Marco Minucio Félix (200 d.C.) 

Dioses caldeos

Los caldeos, en efecto, por no conocer a Dios, se extraviaron tras los elementos y empezaron a adorar a las criaturas en lugar de Aquel que los había creado. Y haciendo de aquellas ciertas representaciones, los llamaron imágenes del cielo y de la tierra y del sol y de la luna y de los demás elementos o luminares: y, encerrándolos en templos, los adoran, dándoles nombre de dioses, y los guardan con toda seguridad para que no sean robados por ladrones. Arístides (125 d.C.) 

Dioses griegos

Vengamos, pues, también a los griegos, para ver si tienen alguna idea sobre Dios. Ahora bien, los griegos, que dicen ser sabios, se mostraron más necios que los caldeos, introduciendo muchedumbre de dioses que nacieron, unos varones, otros hembras, esclavos de todas las pasiones y obradores de toda especie de iniquidades; dioses, de quienes ellos mismos contaron haber sido adúlteros y asesinos, iracundos, envidiosos, rencorosos, parricidas y fratricidas, ladrones y rapaces, cojos y jorobados, y hechiceros y locos. De ellos unos murieron, otros fueron fulminados, otros sirvieron a los hombres como esclavos, otros anduvieron fugitivos, otros se golpearon de dolor y se lamentaron, otros se transformaron en animales. Arístides (125 d.C.) 

Todo esto y muchas cosa más, más vergonzosas y peores introdujeron los griegos, ¡oh rey!, fantaseando sobre sus dioses cosas que no es lícito ni decirlas ni llevarlas en absoluto a la memoria. De allí, tomando ocasión los hombres de sus propios dioses, practicaron todo género de iniquidad, de imprudencia e impiedad, contaminando la tierra y el aire con sus horribles acciones. Arístides (125 d.C.) 

El segundo introducen a Zeus, de quien dicen que es rey de todos sus dioses y que toma la forma de animales para unirse con mujeres mortales... También introducen como dios a Dionisio, el que celebra las fiestas nocturnas y es maestro en embriaguez, y arrebata las mujeres ajenas y que más tarde fue degollado por los titanes. Si, pues, Dionisio, degollado, no pudo ayudarse a sí mismo, sino que se volvió loco y era borracho, y anduvo fugitivo, ¿cómo puede ser Dios? Arístides (125 d.C.) 

Los hombres imitaron todo esto y se hicieron adúlteros y pervertidos e, imitando a su dios, cometieron toda clase de actos viciosos. ¿Cómo, pues, es concebible que Dios sea adúltero y pervertido y parricida? Arístides (125 d.C.) 

Y ¿cómo no comprendieron los sabios y eruditos de entre los griegos que, al establecer leyes, sus dioses son condenados por esas leyes? Porque si las leyes son justas, son absolutamente injustos sus dioses que hicieron cosas contra la ley, como mutuas muertes, hechicerías, adulterios, robos y uniones contra natura; y si es que todo esto lo hicieron bien, entonces son injustas las leyes, como puestas contra los dioses. Pero no, las leyes son buenas y justas, pues alaban lo bueno y prohíben lo malo, y las obras de los dioses son inicuas. Arístides (125 d.C.) 

También los poetas cantan al lascivo Júpiter juntamente con los hijos del mismo, y los que representan estas fábulas no son prohibidos por ustedes, antes al contrario, otorgan premios y honores a los que con voz melódica injurian a sus dioses. Justino Mártir (160 d.C.) 

Y no hace falta ciertamente decir entre personas bien enteradas qué hechos se atribuyen a cada uno de esos que se llaman hijos de Júpiter; tales hechos han sido consignados por escrito para corromper y hacer perversos a los lectores. A todos parece excelente imitar a los dioses. Mas hay que apartar de toda mente sana este pensamiento respecto a sus dioses, puesto que cada uno de ustedes cree que Júpiter, a quien consideran como padre de todos, fue parricida e hijo de parricida y que, arrastrado por el amor y por el deseo de placeres malos y vergonzosos, se unió a Ganimedes y a otras muchas mujeres corrompidas por él y que sus hijos hicieron otro tanto. Justino Mártir (160 d.C.) 

Éstos son honores de Júpiter, padre de los dioses, que se casó con su hermana Juno; que estupró a su hija Venus, que adulteró con Helena; que se convirtió en oro para violar a Danae. Tertuliano (197 d.C.) 

¿Y cuáles son los misterios de Júpiter? Su nodriza es una cabra y su ávido padre se le sustrae al recién nacido para que no lo devore… Avergüenza hablar de los misterios de Cibeles en el Díndimo, cuando, ya fea y algo vieja como madre que era de muchos dioses, y no habiendo podido seducir a su adúltero por el que, para su infelicidad, se sentía atraída, lo castró, para hacer así dios a un eunuco. Marco Minucio Félix (200 d.C.) 

¿Y qué decir del adulterio en que fueron sorprendidos Marte y Venus y del estupro que Júpiter cometió con Ganimedes, consagrado en el cielo¿ El relato de todas estas cosas no tiene otro objeto que el de proporcionar un cierta autoridad a los vicios humanos. Con semejantes fantasías y atractivas mentiras se corrompe la mente de los niños, quedan grabadas estas fábulas durante su adolescencia, hasta que llegan al pleno vigor de su edad y los infelices se hacen viejos con estas mismas ideas, ignorando que la verdad es algo accesible, pero para quienes la buscan. Marco Minucio Félix (200 d.C.) 

Dioses egipcios 

En cuanto a los egipcios, que son más torpes y más necios que los griegos, erraron peor que todas las naciones. Porque no se contentaron con los cultos de los caldeos y de los griegos, sino que introdujeron como dioses aun animales irracionales, tanto de la tierra como de agua, y árboles y plantas; y se mancillaron en toda locura e imprudencia peor que todas las naciones sobre la tierra… Porque unos de ellos adoraron a la oveja, otros al macho cabrío, otros al novillo y al cerdo, otros al cuervo y al gavilán y al buitre y al águila, otros al cocodrilo, otros al gato, al perro y al lobo, y al mono y a la serpiente y al áspid, y otros a la cebolla y al ajo y a las espinas y a las demás criaturas. Y no se dan cuenta los desgraciados que ninguna de esas cosas tiene poder alguno; pues viendo a sus dioses que son comidos por otros hombres y quemados y degollados y que se pudren, no comprendieron que no son dioses. Arístides (125 d.C.) 


LA AUTORIDAD MAXIMA: LA PALABRA DE DIOS




Este Pablo no solamente en Efeso, sino en casi toda Asia ha apartado a mucha gente con persuasión, diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos. Hechos 19:26 


En otro tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los que por naturaleza no son dioses. Gálatas 4:8 

LIBROS APOCRIFOS

LIBROS APOCRIFOS (DEUTEROCANONICOS)



Los libros deuterocanónicos, también llamados apócrifos, son libros del Antiguo Testamento que están incluidos en la Septuaginta (la versión griega del Antiguo Testamento), la cual era usada como la biblia de la iglesia primitiva; pero fueron excluidos por los judíos de su antiguo testamento a finales del primer siglo.


Los primeros cristianos citaron de los libros deuterocanónicos

 

Los escritos de la iglesia primitiva contienen más de 300 citas y referencias de los libros deuterocanónicos. He aquí unos pocos ejemplos:


La bendita Judit, cuando la ciudad estaba sitiada, pidió a los ancianos que se le permitiera ir al campamento de los sitiadores. Y por ello se expuso ella misma al peligro y fue por amor a su país y al pueblo que estaba bajo aflicción; y el Señor entregó a Rolofernes en las manos de una mujer (Judit 10-13). Clemente de Roma (30-100 d.C.) 

Cuando puedan hacer bien, no se demoren, porque la limosna libra de la muerte. (Tobit 4:10) Policarpo (135 d.C.) 

A éste anunció Daniel a Ciro, rey de los persas, cuando diciéndole el rey: “¿Por qué no adoras a Bel?” (Daniel, texto griego 14:5), Daniel le dijo: “Porque no adoro ídolos hechos por mano de hombre, sino al Dios vivo que hizo el cielo y la tierra y tiene el poder sobre toda carne.” Ireneo (180 d.C.) 

El amor es, pues, algo puro y digno de Dios, y el fin de su obra es la liberalidad. Afirma la Sabiduría: “El desvelo por la educación es amor, y el amor consiste en la observancia de sus leyes.” (Eclesiástico 16:26) Clemente de Alejandría (195 d.C.) 

¿Quién es este sino Cristo? Ellos dicen: “Pongamos trampas al justo, pues nos es molesto; se opone a nuestras acciones, nos reprocha que no cumplamos la ley y nos echa en cara que no vivamos según la educación que recibimos.” (Sabiduría 2:12) Tertuliano (197 d.C.) 

Ellos son claramente descritos en los libros de los Macabeos. Hipólito (200 d.C.) 

Que creamos en la autoridad de la santa Escritura que tal es el caso, oír como en el libro de los Macabeos, en el cual la madre de siete mártires exhorta a sus hijos a soportar la tortura. Esta verdad es confirmada (2 Macabeos 7). Orígenes (225 d.C.) 

En el libro de Sabiduría, un libro lleno de toda virtud, el Espíritu Santo canta de esta manera, inspirando íntimamente a sus oidores al celibato y a la castidad: “Es mejor no tener hijos y tener virtud. Pues, la memoria de ello es inmortal.” (Sabiduría 4:1-2) Metodio (290 d.C.) 


¿Por qué los judíos suprimieron estos libros?


No puedo confiar en sus maestros (los judíos), los cuales no aceptan la traducción realizada por los setenta como correcta (la Septuaginta)… Nótese que ellos han excluido muchas escrituras de la traducción de los setenta hecha por los ancianos bajo la dirección de Tolomeo. Dichas escrituras comprueban que el mismo que fue crucificado demuestra ser Dios y hombre. Justino Mártir (160 d.C.) 

No he intentado comprobar la verdad acerca de Cristo usando las escrituras que los judíos no aceptan... Pero lo he comprobado usando las escrituras aun aceptadas por ellos. De las cuales, si hubieran entendido bien, ténganlo por seguro que, también las habrían suprimido, como las que tratan de la muerte de Isaías a quien los judíos aserraron por la mitad con una sierra de madera. Justino Mártir (160 d.C.) 

Hemos leído que todas las escrituras son dadas para edificación. Parece que, por esta misma razón, son rechazadas por los judíos, por todas las porciones que hablan de Cristo. Tampoco nos debe sorprender que no hayan recibido algunas escrituras que hablen acerca del cual a quien no han recibido. Tertuliano (197 d.C.) 


La posición de la iglesia primitiva frente a estos libros.

 

Pero la carta de Judas y las dos escritas con el nombre de Juan han sido aceptadas en la iglesia universal; la Sabiduría también, escrita por los amigos de Salomón en su honor. El Apocalipsis de Juan también recibimos. Fragmentos de muratori (200 d.C.) 

El libro de Susana se encuentra en todas las iglesias de Cristo en griego… También el fin de Daniel que se trata de Bel y el dragón que no están en hebreo. Orígenes (240 d.C.) 

Los judíos no usan el libro de Tobías. Sin embargo todas las iglesias usan el libro de Tobías. Orígenes (240 d.C.) 



NOTA: No porque la iglesia primitiva leia los libros apocrifos, vayan a concluir que la religion catolica es correcta y quieran salir corriendo para alla. No, la religion catolica es falsa.

BENDICIONES