viernes, 19 de agosto de 2011

MARCO EL HEREJE

MARCO EL HEREJE

 

Otro de ellos presume de haber corregido al Maestro. Su nombre es Marco. Es muy experto en las artes de magia, mediante las cuales seduce a muchos varones y a no pocas mujeres para que se conviertan a él como al más grande y más perfecto gnóstico, porque posee la Potencia más elevada, que proviene de lugares invisibles e indescriptibles. Es un verdadero precursor del Anticristo. Él se introduce en las fiestas de Anasilao con los engaños de los llamados magos; y por eso, muchos que no disciernen y han perdido la cabeza, piensan que tiene en sus manos el poder de hacer prodigios. Ireneo (180 d.C.) 

Otros (seguidores de Marcos) piensan que no tiene sentido llevar al bautizado al agua. Prefieren mezclar óleo con agua, y pronunciando palabras semejantes a las que hemos dicho arriba, les ungen la cabeza para, según dicen, consagrarlos para la redención. Los ungen con el mismo óleo perfumado… Este engaño lo ha difundido Satanás, que busca apartar del bautismo para la nueva vida en Dios, y destruir la fe. Ireneo (180 d.C.) 

Marco prepara filtros enervantes no para todas las mujeres, sino para aquellas que, excitadas, le permiten deshonrar su cuerpo. Muchas de éstas, cuando se convierten a la iglesia de Dios, con frecuencia confiesan que ellas le han permitido mancillar su cuerpo, porque se habían sentido inflamadas por un amor violento hacia él. Ireneo (180 d.C.) 

Algunos de sus discípulos, cometiendo los mismos errores, han seducido a muchas mujerzuelas para corromperlas. A sí mismos se llaman los perfectos, pues imaginan que nadie puede igualar la grandeza de su gnosis, así fuesen Pablo o Pedro o cualquiera de los otros apóstoles; porque saben más que cualquiera, pues únicamente ellos han bebido la grandeza de la gnosis de la Potencia inefable. Dicen estar en lugar más elevado que cualquier potencia; por eso pueden libremente hacer lo que les plazca, sin temer nada ni a nadie. Ireneo (180 d.C.) 

Según dicen, el Demiurgo llevó a cabo la creación a imagen de los seres invisibles, sin que él se diera cuenta, por arte de la Madre. Ireneo (180 d.C.) 

(Marcos) parecería tener por cómplice a un demonio, por cuya obra causa la impresión de profetizar, y también hace profetizar a aquellas mujeres a quienes juzga dignas de participar de su gracia. Porque sobre todo anda detrás de mujeres, sobre todo a las más nobles, mejor vestidas y ricas, a las cuales trata de seducir con discursos orgullosos, (insistiéndoles a profetizar)… En seguida la mujer responde: «Nunca he profetizado ni sé profetizar». Él entonces pronuncia nuevas invocaciones para llenar de admiración a la pobre engañada, diciéndole: «Abre tu boca y habla cualquier cosa, y profetizarás». Ella entonces, envanecida por lo que se le ha dicho, siente calentarse su alma con el sueño de que está por profetizar; su corazón se pone a palpitar fuertemente, se atreve a hablar cosas delirantes y cualquier cosa que le viene, sin sentido pero con osadía, pues siente arder en ella el espíritu… Ella entonces se siente profetisa, agradece a Marco porque le ha comunicado su gracia; y en agradecimiento no sólo le da una gran parte de sus riquezas, de donde él amontona una buena cantidad de dinero; sino que también le entrega su cuerpo deseando estar unida íntimamente con él, para junto con él descender al Uno. Ireneo (180 d.C.) 

Otros los llevan a donde hay agua y al bautizarlos proclaman: «En el nombre del Padre universal y de la Verdad, madre de todas las cosas, que descendió sobre Jesús, para la unión, redención y comunión con todas las Potencias». Otros pronuncian palabras en hebreo, de modo que llenan de estupor y aun de miedo a los bautizados. Ireneo (180 d.C.) 

Otros (seguidores de Marcos) celebran el rito de la redención sobre los que acaban de morir, derramando óleo y agua sobre su cabeza, o el óleo perfumado que dijimos arriba junto con agua, mientras pronuncian las mismas invocaciones, a fin de que (los difuntos) se hagan invisibles para los Principados y Potestades, a fin de que su hombre interior pueda subir más allá de los lugares invisibles. Ireneo (180 d.C.) 

(Marco) engaña a muchos que llegan a ser sus discípulos. Él les enseña que ellos están propensos al pecado, pero sin peligro, porque pertenecen al poder perfecto. Después del bautismo, estos herejes, prometen otro nacimiento que llaman redención. Con esto engañan malvadamente a los que permanecen con ellos esperando la redención, como si las personas una vez bautizadas pudieran obtener otra remisión. Hipólito (205 d.C.) 

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