BANQUETES
Por tanto, el Señor, Jehová de los ejércitos, llamó a este día a llantos y endechas… y he aquí gozo y alegría, matando vacas y degollando ovejas, comiendo carne y bebiendo vino, diciendo: Comamos y bebamos, porque mañana moriremos… este pecado no les será perdonado hasta que mueran, dice el Señor. Isaías 22:12-14
Luego, cuando te acucia el deseo de muchos negocios y el de muchas y costosas comilonas y borracheras y de varias lujurias que son impropias… cuando estas cosas, pues, entran en tu corazón, sabe que el ángel de maldad está contigo. Hermas (150 d.C.)
Cristo no nos ha relatado simplemente la parábola del hombre pobre y el rico. Él nos ha enseñado que nadie debe llevar una vida lujosa. Nadie debe vivir en los placeres de este mundo y banquetes sin fin. Nadie debe ser esclavo de sus deseos y olvidar a Dios. Ireneo (180 d.C.)
El Espíritu Santo se compadece de los glotones, y por boca de Isaías, les llama miserables, rehusando manifiestamente el nombre de ágape para sus banquetes, porque no eran conforme a la razón: “He aquí gozo y alegría, matando vacas y degollando ovejas, comer carne y beber vino, diciendo: Comamos y bebamos, que mañana moriremos.” Y como muestra de que considera un error esta vida desenfrenada, añade: “Este pecado no les será perdonado hasta que mueran, dice el Señor.” Clemente de Alejandría (195 d.C.)
Luego Cristo dijo: “Cuando ofrezcas un banquete, llama a los pobres.” Con esta intención y no otra debe celebrarse un banquete. Clemente de Alejandría (195 d.C.)
Los desgraciados, en cambio, los que expulsan la temperancia de los banquetes, consideran vida feliz la total anarquía en la bebida; para ellos, la vida no es más que fiestas, borracheras, baños, vino puro, orinales, ociosidad y bebida. Clemente de Alejandría (195 d.C.)
Quienes se estremecen al son de las flautas, de las arpas, de los coros , de las danzas, de las castañuelas de los egipcios, o al son de las diversiones de este estilo, aturdidos al ritmo de címbalos y tambores, y ensordecidos por los instrumentos del error se volverán totalmente insensatos, desordenados e ineptos. Semejante clase de banquetes acaban por convertirse en un teatro de embriaguez. Clemente de Alejandría (195 d.C.)
Ustedes (los cristianos) no asisten a los juegos deportivos. No tienen ningún interés en las diversiones. Rechazan los banquetes, y aborrecen los juegos sagrados. Marco Minucio Félix, citando a un pagano antagonista (200 d.C.)
¿Cuándo aprenderá la templanza el que ya está acostumbrado a las buenas cenas y a los grandes banquetes? Cipriano (250 d.C.)
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