SIMÓN EL MAGO
Simón el samaritano, era el mago del que Lucas, seguidor y discípulo de los apóstoles dice (en el libro de los Hechos). Ireneo (180 d.C.)Desde entonces creyó aún menos en Dios y, decidiendo competir por ambición con los apóstoles, a fin de parecer él mismo lleno de gloria, se puso a estudiar aún más la magia, a tal punto que llenaba de admiración a muchas personas. El vivió en tiempos del César Claudio, el cual, según se dice, lo honró con una estatua por motivo de sus artes mágicas. Muchos lo glorificaron como a un Dios, pues él les enseñaba que él era quien había aparecido entre los judíos como el Hijo… del que se originaron todas las herejías, tuvo la teoría siguiente: siempre llevaba como compañera en sus viajes a una prostituta llamada Elena, que había recogido en Tiro de Fenicia, diciendo que ella era el primer pensamiento de la Mente. Ireneo (180 d.C.)
También dijo Simón que los ángeles constructores del mundo habrían inspirado a los profetas las profecías. Por eso, quienes creían en Simón y Elena no debían preocuparse mucho de ellos ni poner en ellos su esperanza; sino, como hombres libres, podían hacer lo que quisieran; porque lo que salva a los hombres sería la gracia que él les concedía, y no las obras buenas. También enseñaba que no había obras buenas por naturaleza. Ireneo (180 d.C.)
Sus místicos sacerdotes viven impúdicamente, hacen actos de magia, cada uno de ellos como puede. Usan de encantos y exorcismos. También se ejercitan fervorosamente haciendo filtros, conjuros, interpretación de los sueños y todo tipo de prácticas semejantes. Asimismo conservan las estatuas, que se han fabricado para adorarlas, la de Simón, a la que han dado la figura de Júpiter, y la de Elena como la imagen de Minerva. A sí mismos se denominan simonitas, tomando el nombre del padre de tan impía doctrina. De ellos sacó su origen la falsamente llamada gnosis, como es fácil conocer de sus mismas afirmaciones. Ireneo (180 d.C.)
Nosotros sabemos que Simón el mago se dio a sí mismo el título de poder de Dios. Orígenes (228 d.C.)
LA PALABRA DE DIOS:
Ver Hechos 8:9-24
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