DIOSES PAGANOS
La religión pagana
Los caldeos, los griegos y los egipcios fueron los guías y maestros de las demás naciones en el culto y adoración de los dioses de muchos hombres. Arístides (125 d.C.)¿Quién duda de que el vulgo, cuando ora y da culto público a las imágenes consagradas de estos dioses, lo hace porque la opinión e inteligencia de los ignorantes es engañada por la armonía del arte, deslumbrada por el fulgor del oro y seducida por el brillo de la plata y por el esplendor del marfil? Marco Minucio Félix (200 d.C.)
Los galos sacrificaban a Mercurio víctimas humanas, o más bien inhumanas, un sacrificio romano consistía en enterrar vivos a un griego y una griega, un galo y una gala, y todavía hoy los romanos veneran a Júpiter Lacial con un homicidio y, cosa digna de un hijo de Saturno, lo ceban con la sangre de un hombre malvado y criminal. Marco Minucio Félix (200 d.C.)
Cuántas cosas, en cambio, los animales mudos aprecian instintivamente de sus dioses! Los ratones, las golondrinas, los milanos saben y se dan cuenta de que son insensibles: los pisotean, se sientan sobre ellos y, si no se les echa, hacen el nido en la boca misma de su dios; las arañas les envuelven el rostro con su tela y cuelgan sus hilos de su misma cabeza. Ustedes los lavan, limpian, frotan, y protegen y temen a aquellos que ustedes mismos fabrican, sin que ninguno de ustedes piense que debe antes conocer a Dios que darle culto, ya que todos se apresuran a obedecer irreflexivamente a sus antepasados, prefiriendo adherirse al error ajeno que fiarse de sí mismos, porque nada saben de aquello que temen. Así es como en el oro y en la plata se ha consagrado la avaricia, así es como ha quedado acreditada la hermosura de estatuas sin vida, así es como ha nacido la superstición romana. Marco Minucio Félix (200 d.C.)
Dioses caldeos
Los caldeos, en efecto, por no conocer a Dios, se extraviaron tras los elementos y empezaron a adorar a las criaturas en lugar de Aquel que los había creado. Y haciendo de aquellas ciertas representaciones, los llamaron imágenes del cielo y de la tierra y del sol y de la luna y de los demás elementos o luminares: y, encerrándolos en templos, los adoran, dándoles nombre de dioses, y los guardan con toda seguridad para que no sean robados por ladrones. Arístides (125 d.C.)Dioses griegos
Vengamos, pues, también a los griegos, para ver si tienen alguna idea sobre Dios. Ahora bien, los griegos, que dicen ser sabios, se mostraron más necios que los caldeos, introduciendo muchedumbre de dioses que nacieron, unos varones, otros hembras, esclavos de todas las pasiones y obradores de toda especie de iniquidades; dioses, de quienes ellos mismos contaron haber sido adúlteros y asesinos, iracundos, envidiosos, rencorosos, parricidas y fratricidas, ladrones y rapaces, cojos y jorobados, y hechiceros y locos. De ellos unos murieron, otros fueron fulminados, otros sirvieron a los hombres como esclavos, otros anduvieron fugitivos, otros se golpearon de dolor y se lamentaron, otros se transformaron en animales. Arístides (125 d.C.)Todo esto y muchas cosa más, más vergonzosas y peores introdujeron los griegos, ¡oh rey!, fantaseando sobre sus dioses cosas que no es lícito ni decirlas ni llevarlas en absoluto a la memoria. De allí, tomando ocasión los hombres de sus propios dioses, practicaron todo género de iniquidad, de imprudencia e impiedad, contaminando la tierra y el aire con sus horribles acciones. Arístides (125 d.C.)
El segundo introducen a Zeus, de quien dicen que es rey de todos sus dioses y que toma la forma de animales para unirse con mujeres mortales... También introducen como dios a Dionisio, el que celebra las fiestas nocturnas y es maestro en embriaguez, y arrebata las mujeres ajenas y que más tarde fue degollado por los titanes. Si, pues, Dionisio, degollado, no pudo ayudarse a sí mismo, sino que se volvió loco y era borracho, y anduvo fugitivo, ¿cómo puede ser Dios? Arístides (125 d.C.)
Los hombres imitaron todo esto y se hicieron adúlteros y pervertidos e, imitando a su dios, cometieron toda clase de actos viciosos. ¿Cómo, pues, es concebible que Dios sea adúltero y pervertido y parricida? Arístides (125 d.C.)
Y ¿cómo no comprendieron los sabios y eruditos de entre los griegos que, al establecer leyes, sus dioses son condenados por esas leyes? Porque si las leyes son justas, son absolutamente injustos sus dioses que hicieron cosas contra la ley, como mutuas muertes, hechicerías, adulterios, robos y uniones contra natura; y si es que todo esto lo hicieron bien, entonces son injustas las leyes, como puestas contra los dioses. Pero no, las leyes son buenas y justas, pues alaban lo bueno y prohíben lo malo, y las obras de los dioses son inicuas. Arístides (125 d.C.)
También los poetas cantan al lascivo Júpiter juntamente con los hijos del mismo, y los que representan estas fábulas no son prohibidos por ustedes, antes al contrario, otorgan premios y honores a los que con voz melódica injurian a sus dioses. Justino Mártir (160 d.C.)
Y no hace falta ciertamente decir entre personas bien enteradas qué hechos se atribuyen a cada uno de esos que se llaman hijos de Júpiter; tales hechos han sido consignados por escrito para corromper y hacer perversos a los lectores. A todos parece excelente imitar a los dioses. Mas hay que apartar de toda mente sana este pensamiento respecto a sus dioses, puesto que cada uno de ustedes cree que Júpiter, a quien consideran como padre de todos, fue parricida e hijo de parricida y que, arrastrado por el amor y por el deseo de placeres malos y vergonzosos, se unió a Ganimedes y a otras muchas mujeres corrompidas por él y que sus hijos hicieron otro tanto. Justino Mártir (160 d.C.)
Éstos son honores de Júpiter, padre de los dioses, que se casó con su hermana Juno; que estupró a su hija Venus, que adulteró con Helena; que se convirtió en oro para violar a Danae. Tertuliano (197 d.C.)
¿Y cuáles son los misterios de Júpiter? Su nodriza es una cabra y su ávido padre se le sustrae al recién nacido para que no lo devore… Avergüenza hablar de los misterios de Cibeles en el Díndimo, cuando, ya fea y algo vieja como madre que era de muchos dioses, y no habiendo podido seducir a su adúltero por el que, para su infelicidad, se sentía atraída, lo castró, para hacer así dios a un eunuco. Marco Minucio Félix (200 d.C.)
¿Y qué decir del adulterio en que fueron sorprendidos Marte y Venus y del estupro que Júpiter cometió con Ganimedes, consagrado en el cielo¿ El relato de todas estas cosas no tiene otro objeto que el de proporcionar un cierta autoridad a los vicios humanos. Con semejantes fantasías y atractivas mentiras se corrompe la mente de los niños, quedan grabadas estas fábulas durante su adolescencia, hasta que llegan al pleno vigor de su edad y los infelices se hacen viejos con estas mismas ideas, ignorando que la verdad es algo accesible, pero para quienes la buscan. Marco Minucio Félix (200 d.C.)
Dioses egipcios
En cuanto a los egipcios, que son más torpes y más necios que los griegos, erraron peor que todas las naciones. Porque no se contentaron con los cultos de los caldeos y de los griegos, sino que introdujeron como dioses aun animales irracionales, tanto de la tierra como de agua, y árboles y plantas; y se mancillaron en toda locura e imprudencia peor que todas las naciones sobre la tierra… Porque unos de ellos adoraron a la oveja, otros al macho cabrío, otros al novillo y al cerdo, otros al cuervo y al gavilán y al buitre y al águila, otros al cocodrilo, otros al gato, al perro y al lobo, y al mono y a la serpiente y al áspid, y otros a la cebolla y al ajo y a las espinas y a las demás criaturas. Y no se dan cuenta los desgraciados que ninguna de esas cosas tiene poder alguno; pues viendo a sus dioses que son comidos por otros hombres y quemados y degollados y que se pudren, no comprendieron que no son dioses. Arístides (125 d.C.)LA AUTORIDAD MAXIMA: LA PALABRA DE DIOS
Este Pablo no solamente en Efeso, sino en casi toda Asia ha apartado a mucha gente con persuasión, diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos. Hechos 19:26
En otro tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los que por naturaleza no son dioses. Gálatas 4:8
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