DIÁCONOS
Buscad, pues hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo, y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. Hechos 6:3
A todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos. Filipenses 1:1
Los diáconos asimismo deben ser honestos, sin doblez, no dados a mucho vino, no codiciosos de ganancias deshonestas. 1Timoteo 3:8
Para el cargo de obispos y diáconos del Señor, elegirán a hombres humildes, desinteresados, veraces y probados, porque también hacen el oficio de profetas y maestros. No los menosprecien, puesto que son sus representantes, juntamente con sus profetas y maestros. Didaché (80-140 d.C.)
Y así, predicando por campos y ciudades, los apóstoles por todas partes, designaron a las primicias de sus labores, una vez hubieron sido probados por el Espíritu, para que fueran obispos y diáconos de los que creyeran. Y esto no lo hicieron en una forma nueva; porque verdaderamente se había escrito respecto a los obispos y diáconos desde tiempos muy antiguos; porque así dice la Escritura en cierto lugar: Y nombraré a tus obispos en justicia y a tus diáconos en fe. Clemente de Roma (30-100 d.C.)
Sigan todos a su obispo, como Jesucristo siguió al Padre, y al presbiterio como los apóstoles; y respeten a los diáconos, como el mandamiento de Dios. Ignacio (105 d.C.)
Sabiendo, pues, que de Dios nadie se burla, deberíamos andar dignamente en su mandamiento y su gloria. De igual manera los diáconos deben ser intachables en la presencia de su justicia, como diáconos de Dios y Cristo y no de hombres; no calumniadores, ni con doblez de palabra, ni amantes del dinero, templados en todas las cosas, compasivos, diligentes, andando en conformidad con la verdad del Señor que se hizo ministro de todos. Policarpo (135 d.C.)
Los que tienen las manchas son diáconos que ejercieron mal su oficio, y saquearon la sustancia de viudas y huérfanos, e hicieron ganancia para sí con las administraciones que habían recibido para ejecutar. Estos, pues, si permanecen en el mismo mal deseo, son muertos y no hay esperanza de vida para ellos. Hermas (150 d.C.)
Oye ahora respecto a las piedras que entran en el edificio. Las piedras que son cuadradas y blancas, y que encajan en sus empalmes, éstas son los apóstoles y obispos y maestros y diáconos que andan según la santidad de Dios, y ejercen su oficio de obispo, de maestro y diácono en pureza y santidad para los elegidos de Dios, algunos de los cuales ya duermen y otros están vivos todavía. Y, debido a que siempre están de acuerdo entre sí, tuvieron paz entre sí y se escucharon el uno al otro. Por tanto, sus empalmes encajan en el edificio de la torre (la iglesia). Hermas (150 d.C.)
Terminadas las oraciones, nos damos el ósculo (beso) de la paz. Luego, se ofrece pan y un vaso de agua y vino a quien dirige, que los toma, y da alabanza y gloria al Padre del universo, en nombre de su Hijo y por el Espíritu Santo. Después pronuncia una larga acción de gracias por habernos concedido los dones que de Él nos vienen. Y cuando ha terminado las oraciones y la acción de gracias, todo el pueblo presente aclama diciendo: Amén, que en hebreo quiere decir así sea. Cuando el primero ha dado gracias y todo el pueblo ha aclamado, los que llamamos diáconos dan a cada asistente parte del pan y del vino con agua sobre los que se pronunció la acción de gracias, y también lo llevan a los ausentes. Justino Mártir (160 d.C.)
BENDICIONES
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