Cómo el cristianismo primitivo se destruyó
Un cambio de énfasis: de la vida piadosa a la doctrina
Como dije anteriormente, del segundo siglo al tercero había muy poco cambio en las creencias fundamentales de la iglesia. Sin embargo, algo iba cambiando. Hacia la mitad del tercer siglo, la iglesia había perdido la pureza de su vitalidad espiritual.
Muchos cristianos empezaban a adoptar las modas inmodestas de los mundanos y se enredaban cada vez más en la búsqueda de las riquezas. Y más cristianos negaban al Señor cuando hacían frente a la persecución.
Mientras la iglesia primitiva iba perdiendo su vitalidad espiritual, reforzaba más y más su estructura eclesiástica. Por ejemplo, más y más énfasis se daba a la autoridad de los obispos. Y no sólo eso, el obispo de Roma empezaba a afirmar que él tenía autoridad sobre las demás iglesias.
Se ha dicho que “el patriotismo es el último refugio del sinvergüenza”. Cuando hablamos del cristianismo, la teología es el último refugio de la iglesia débil. La teología no exige nada de fe, nada de amor, nada de sacrificio. El “cristiano” que carece de una fe verdadera y una relación vital con Dios puede afirmar que cree una lista de doctrinas, lo mismo que puede el cristiano fuerte y espiritual.
Mientras la iglesia primitiva iba perdiendo vigor, daba más y más énfasis a la doctrina. Hacia los fines del tercer siglo, después de bastante tiempo sin persecución, empezaron a surgir cada año más riñas sobre puntos de doctrina entre las diferentes iglesias.
El historiador de la iglesia, Eusebio, contemporáneo de esta época, escribió de la situación triste en que se encontraba la iglesia:
“A causa de la gran libertad otorgada por el gobierno, caímos en la flojedad y la pereza. Tuvimos envidia y hablamos mal los unos de los otros. Es casi como si tomáramos armas los unos contra los otros, porque los ancianos atacaban a otros ancianos con sus palabras como si fueran lanzas, y el pueblo se dividía en distintos bandos.”
Como resultado, la iglesia no estaba preparada espiritualmente para la gran ola de persecución que se estalló contra ella en el principio del cuarto siglo.
Esta persecución, aunque severa, no duró mucho. Los primeros decenios del siglo cuatro trajeron grandes cambios a la iglesia. Estos cambios amenazaban la vida de la iglesia más que la persecución jamás la había amenazado.
BENDICIONES
Tomado del Libro: Que hablen los primeros cristianos de David Bercot.
FUENTE: www.laiglesiaprimitiva.com
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