miércoles, 28 de septiembre de 2011

EL EVANGELISMO POR MEDIO DE GRANDES TEMPLOS

El evangelismo por medio de arquitectura deslumbrante

 

Al principio, los cristianos celebraban sus cultos en casas privadas (Romanos 16.5). Cuando las congregaciones crecían, convertían casas en salones de reunión y los llamaban “casas de oración”. Nadie se atraía a la iglesia primitiva por la arquitectura de sus templos, sino por las enseñanzas y las vidas piadosas del pueblo que constituía la iglesia. Sin embargo, Constantino razonó que más personas serían atraídas al cristianismo si los templos fueran más impresionantes. Por esto, con dinero del estado, él edificó templos deslumbrantes que competían en magnificencia con los templos paganos. Los nuevos templos tenían columnatas impresionantes y techos abovedados. Muchos de ellos tenían hasta fuentes de agua y pisos elegantes de mármol. Constantino quería que ningún pagano pasara por un templo cristiano sin que se despertara en él el deseo de mirar por dentro.

Su idea resultó muy bien. Los paganos se atraían a los nuevos templos magnificentes y como resultado, millares de ellos “se convirtieron”. 


En vez de llevar la cruz, los cristianos ahora vendían la cruz

 

Pronto la madre de Constantino, Elena, se aprovechó de las circunstancias. Hizo un viaje a Jerusalén y dijo haber descubierto el sepulcro de Jesús. Dijo además que halló tres cruces dentro del sepulcro, pero que no sabía cuál era de Jesús. Así es que llevó las tres cruces a una mujer mortalmente enferma, quien al tocar la cruz de Jesús se curó. Así comenzó una ola de manía por las reliquias. 

Dentro de poco, las reliquias aparecían por todos lados: los huesos de los profetas, los trozos de la cruz, alguna prenda del vestido de los apóstoles, y otras cosas más. Millares de personas testificaron haberse curado de sus enfermedades por tocar a tales reliquias, o aun por sólo verlos. Y en poco tiempo, los negociantes estaban haciendo buenas ganancias, vendiendo tales reliquias supersticiosas. 

Hacia los fines del sexto siglo, una dama noble pidió a Gregorio, entonces el obispo de Roma, que le mandara la calavera del apóstol Pablo para que ella la colocara en la iglesia que estaba edificando para honrar al apóstol. Gregorio respondió en una carta, diciendo: “Lamento que no puedo hacer lo que usted me pide. No me atrevo a hacerlo. El cuerpo de San Pedro y de San Pablo producen tan grandes milagros y terrores en sus iglesias que uno no puede siquiera acercarse a orar allí sin llenarse de gran temor.”

Gregorio siguió diciendo que un sacerdote había caído muerto cuando por casualidad había tratado de mover uno de los huesos de Pablo.


Gregorio siguió en su carta: “Debe saber que no es costumbre de los romanos, cuando obsequian alguna reliquia de los santos, atreverse a tocar cualquier parte del cuerpo del santo. En vez de eso, una tela se pone dentro de una caja y se coloca cerca del cuerpo sagrado del santo. Cuando se levanta la tela, se deposita con la reverencia debida en la iglesia que se va a dedicar. Los efectos producidos por este depósito son tan poderosos como si hubieran llevado el mismo cuerpo a ese lugar especial.” Gregorio siguió diciendo que un obispo romano había cortado con una tijera una de estas telas benditas y de la tela había salido sangre. 


La vía para alcanzar el corazón del pagano es a través de su estómago

 

El pueblo de Roma no se deleitaba en ninguna otra cosa tanto como en los banquetes. La iglesia primitiva había tenido la costumbre de recordar a los mártires de la iglesia cada año en el aniversario de su muerte con una “comida fraternal” y un culto conmemorativo. Ahora algunos cristianos innovadores se dieron cuenta de que podrían atraer a los incrédulos a la iglesia si estas comidas fraternales fueran convertidas en fiestas para todo el pueblo. La idea resultó muy bien, y muchos pueblos enteros “se convirtieron” al cristianismo de esta manera. 


¿No indica el crecimiento la bendición de Dios? 

 

Habiendo aceptado el hacer cambios, ¿cómo podía la iglesia primitiva saber si Dios aprobaba los cambios? La respuesta era fácil: para ellos el crecimiento indicaba la bendición de Dios. El cristianismo había crecido rápidamente por los primeros tres siglos, pero después de la conversión de Constantino la iglesia creció bastante de la noche a la mañana. Para el tiempo del edicto de Milán (313 d. de J.C.), probablemente una décima parte del imperio romano se había convertido al cristianismo. Pero eso había llevado casi trescientos años. Ahora, dentro de menos de cien años después del edicto de Milán, casi todas las demás personas “se convirtieron”. La iglesia creía que este crecimiento rápido indicaba que Dios aprobaba los cambios que se estaban haciendo. 

Cuando aceptaron esa idea, la iglesia pronto adoptó cualquier práctica que trajera más crecimiento. Por ejemplo, introdujeron el uso de las imágenes en la iglesia, una práctica abominable para los primeros cristianos.


Dos de los muros que habían protegido al cristianismo primitivo quedaron completamente destruidos. Sólo dos quedaron: (1) el referir los problemas a las iglesias apostólicas, y (2) la independencia de cada congregación. Sin saberlo, Constantino derribó estos dos muros restantes con un solo evento: el concilio de Nicea. 


BENDICIONES



Tomado del Libro: Que hablen los primeros cristianos de David Bercot.
FUENTE: www.laiglesiaprimitiva.com

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