Lo que creyeron los primeros cristianos acerca de la salvación
¿Puede volver a perderse el que es salvo?
Ya hemos visto que los primeros cristianos creyeron que tenemos que seguir en fe y obediencia si vamos a ser salvos. Lógicamente, entonces, creyeron que una vez salvos podemos volver a perdernos.
Por ejemplo, Ireneo, el alumno de Policarpo, escribió: “Cristo no volverá a morir por aquellos que cometen pecado, pues la muerte no se enseñorea más de él… Por eso no debemos jactarnos… Pero sí debemos cuidarnos, para que no dejemos de alcanzar el perdón de pecados y seamos excluidos de su reino. Esto pudiera sucedernos, aunque hubiéramos llegado a conocer a Cristo, si hiciéramos lo que a Dios no le agrada.” (Hebreos 6:4-6).
Tertuliano escribió: “Hay personas que actúan como si Dios estuviera bajo obligación de brindar sus dones aun a aquellos que no son dignos de ellos. Convierten la generosidad de Dios en una esclavitud… Porque después, ¿no caen muchos de la gracia de Dios? ¿No se les quita el don que habían recibido?”
Cipriano escribió a sus compañeros creyentes: “Está escrito: ‘El que persevere hasta el fin, éste será salvo’ [Mateo 10.22]. Lo que precede el fin no es más que un paso en la subida a la cumbre de la salvación. No es el fin de la carrera lo cual nos gana el resultado final de la subida.”
Muy a menudo los primeros cristianos citaron el pasaje de la Biblia que encontramos en Hebreos 10.26: “Porque si pecáramos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados.” Los predicadores de hoy muchas veces nos dicen que este pasaje no se refiere a personas ya salvas. Si esto fuera el caso, el escritor no supo comunicarlo a sus lectores. Todos los primeros cristianos entendieron que este pasaje habla de los que ya son salvos. Puede que usted crea que los primeros cristianos vivieron siempre sin ninguna seguridad de su salvación. Pero definitivamente no fue así. Aunque creyeron que el Padre celestial pudiera desheredarlos si deseaba hacerlo, el tono de todos sus escritos muestra que no vivieron temerosos de perder su herencia espiritual.
¿Se afana y se preocupa el hijo obediente de que su padre natural pueda desheredarlo?
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