La ceremonia de iniciación que usan los evangélicos hoy
Es interesante notar que los evangélicos aún reconocen que se necesita algún tipo de ceremonia de iniciación para señalar el renacimiento cristiano. Pero extrañamente, hemos rechazado la ceremonia histórica del bautismo, y hemos hecho nuestra propia ceremonia—el llamamiento al altar.
Cuando Pedro predicó a los judíos en el día de Pentecostés, sus oyentes clamaron: “¿Qué haremos?” ¿Qué les dijo Pedro, que pasaran adelante y que invitaran a Jesús a entrar en sus corazones? No.
El les dijo: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados” (Hechos 2.38).
Después de explicar Felipe el camino de la salvación al eunuco etíope, ¿qué hizo? De inmediato le bautizó (Hechos 8.34- 38).
Así mismo, cuando Dios mostró a Pedro (al derramar su Espíritu sobre Cornelio) que los gentiles también podían entrar en la iglesia, la primera cosa que hizo Pedro fue bautizar a Cornelio y a su familia (Hechos 10.44-48).
Cuando Pablo predicó de noche al carcelero filipense y su familia, ¿luego les llamó a que pasaran adelante al altar? ¡No! La Biblia dice: “Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos” (Hechos 16.32-33).
Ya que aun nosotros sentimos la necesidad de asociar nuestro nacimiento espiritual con un día y una hora fija, ¿por qué no lo asociamos con el bautismo, y no con el llamamiento al altar?
En realidad, el llamamiento al altar y las oraciones correspondientes salieron de los grandes movimientos de avivamiento de los siglos dieciocho y diecinueve, y ningún cristiano antes de esa época usaba tales medios.
BENDICIONES
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