jueves, 8 de septiembre de 2011

DONES DEL ESPÍRITU

DONES DEL ESPÍRITU



Ahora bien, el glorioso Policarpo… quedó con unos pocos compañeros, no haciendo otra cosa noche y día que orar por todos los hombres y por las iglesias por todo el mundo; porque ésta era su costumbre constante. Y mientras estaba orando tuvo una visión tres días antes de su captura; y vio que su almohada estaba ardiendo. Y se volvió y dijo a los que estaban con él: “Es necesario que sea quemado vivo.” 
Martirio de Policarpo (135 d.C.) 

Así pues, cuando el hombre que tiene el Espíritu de Dios acude a una asamblea de hombres justos, que tienen fe en el Espíritu divino, y se hace intercesión a Dios en favor de la congregación de estos hombres, entonces el ángel del espíritu profético que está con el hombre llena al hombre, y éste, siendo lleno del Espíritu Santo, habla a la multitud, según quiere el Señor. De esta manera, pues, el Espíritu de Dios será manifestado. Hermas (150 d.C.) 

Porque después de Cristo, ningún profeta se ha levantado entre ustedes(los judíos). Y saben que los mismos profetas que estuvieron entre ustedes, cada uno recibió uno o dos poderes de Dios para hablar y obrar aquellas cosas que nosotros conocemos ahora por las Escrituras… Descansó el Espíritu, es decir, cesaron los dones del Espíritu, una vez venido aquel después del cual, cumplidos los tiempos de esta dispensación suya hecha a los hombres, tenían que cesar en ustedes y, descansando en Él, convertirse otra vez en dones que Cristo reparte entre los que en Él creen, como fue profetizado, de la misma gracia del poder del Espíritu, según a cada uno le tiene por digno. Justino Mártir (160 d.C.) 

De obrar milagros: (los herejes) no lo hacen por el poder de Dios, ni en verdad, ni actúan así para hacer el bien a los demás, sino para dañarlos induciéndolos a error, por medio de una magia ilusoria y un completo fraude, de modo que, en lugar de hacer el bien a quienes creen en sus seducciones, los perjudican. No son capaces de dar la vista a los ciegos, ni el oído a los sordos, ni expulsar a todos los demonios sino sólo a aquellos que a ellos mismos se les meten, si es verdad lo que dicen, ni curar a los enfermos, cojos y paralíticos o dañados en cualquier otro miembro del cuerpo como efecto de alguna enfermedad, ni dar de nuevo la salud a todos aquellos que enferman por accidente. Muy lejos están (los herejes) de resucitar a los muertos como lo han hecho el Señor y los apóstoles por medio de la oración y como en algunos casos ha sucedido en la comunidad cuando ha sido necesario, cuando toda la iglesia lo ha suplicado con ayunos y ruegos, de modo que “ha regresado al muerto el espíritu” como respuesta a las oraciones de los santos. Ni siquiera creen que esto sea posible; porque, según ellos, incluso la resurrección de los muertos no es sino el conocimiento de lo que ellos llaman la verdad. 
Ireneo (180 d.C.) 

Por los profetas les demostraremos que ya estaban anunciadas, que él las hizo de modo que no quede duda alguna, y que él es el único Hijo de Dios. Por eso sus discípulos verdaderos en su nombre hacen tantas obras en favor de los seres humanos, según la gracia que de él han recibido. Unos real y verdaderamente expulsan a los demonios, de modo que los mismos librados de los malos espíritus aceptan la fe y entran en la iglesia; otros conocen lo que ha de pasar, y reciben visiones y palabras proféticas; otros curan las enfermedades por la imposición de las manos y devuelven la salud; y, como arriba hemos dicho, algunos muertos han resucitado y vivido entre nosotros por varios años. ¿Qué más podemos decir? Son incontables las gracias que la iglesia extendida por todo el mundo recibe de Dios. Ireneo (180 d.C.)


Pablo; pues en la carta a los corintios escribió con precisión acerca de los dones proféticos, y reconoció que en la iglesia hay hombres y mujeres que profetizan. Ireneo (180 d.C.) 

Por eso dice el apóstol: “Hablamos de la sabiduría de los perfectos”; llamando perfectos a quienes recibieron el Espíritu de Dios, y que hablan en todas las lenguas por el Espíritu de Dios, como él mismo hablaba. También nosotros hemos oído a muchos hermanos en la iglesia, que tienen el don de la profecía, y que hablan en todas las lenguas por el Espíritu. Ireneo (180 d.C.) 

Los herejes todavía no acogen los dones del Espíritu Santo y rechazan el don profético, por cuyo rocío el hombre produce frutos de vida divina. 
Ireneo (180 d.C.) 

¿Qué es más noble que el hecho de pisotear los dioses de las naciones, expulsar espíritus malos, realizar sanidades, y buscar revelaciones divinas y vivir para Dios? Estos son los beneficios que disfrutan los cristianos. Tertuliano (197 d.C.) 

Cuando te levantes del bautismo, tu nuevo nacimiento, y levantas tus manos por primera vez en la iglesia, pide con tus hermanos al Padre su gracia y sus dones. Tertuliano (197 d.C.) 

Pequeños rastros de las señales y maravillas todavía existen entre los que viven de acuerdo con los evangelios. Orígenes (248 d.C.) 

Todavía entre los cristianos hay rastros del Espíritu Santo que apareció en forma de una paloma. Ellos expulsan demonios, realizan sanidades y pueden predecir ciertos eventos futuros. Orígenes (248 d.C.)


El nombre de Jesús todavía tiene poder para quitar trastornos mentales de los hombres, expulsar demonios y sanar enfermedades. Además produce un espíritu manso y un cambio completo de carácter. Orígenes (248 d.C.) 

Los judíos ya no tienen profetas ni experimentan milagros. Sin embargo, entre los cristianos aún se encuentran estos rastros. Algunos de estos milagros son más notables que cualquiera de los que existían entre los judíos. Yo mismo soy testigo de haberlos visto. Orígenes (248 d.C.) 

Hasta el tiempo presente, Dios sana por su nombre a los que Él quiere. Este hecho demuestra la obra de Jesús. Orígenes (248 d.C.) 

Jesús dijo que aun algunos que viven en pecado realizarían milagros en su nombre y expulsarían demonios. Vemos, entonces, que para alguien que usa el nombre de Jesús y, a la vez, es inspirado por un poder desconocido, le es posible hacer la pretensión de que él es el Cristo y que realiza milagros como los de Jesús. Otros, por su nombre, harían milagros semejantes a los de sus discípulos genuinos. 
Orígenes (248 d.C.) 

Las obras de los anticristos y de los que hacen milagros falsos como si fueran discípulos de Cristo, son señales y milagros falsos. Estos prevalecen entre los que están destinados a la perdición. Si nosotros reconocemos que algunos milagros proceden del poder de Dios, ¿por qué no poner a prueba a los que dicen que pueden realizarlos? ¿Por qué no probarlos por sus vidas, valores y los resultados de sus milagros? Orígenes (248 d.C.) 



LA AUTORIDAD MAXIMA: LA PALABRA DE DIOS



Muchos me dirán en aquel día: Señor, señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:22-23 


Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. 1 Corintios 12:4-5


Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. 
1 Corintios12:8-9 

El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. 1 Corintios 13:8 

Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos; pero la profecía, no a los incrédulos, sino a los creyentes. 1 Corintios 14:22 


BENDICIONES

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