FILOSOFÍA
¿O aceptas tú las afirmaciones vacías y sin sentido de los filósofos presuntuosos, de los cuales, algunos dijeron que Dios era fuego (invocan como Dios a aquello a lo cual irán ellos mismos), y otros agua, y otros algún otro de los elementos que fueron creados por Dios? Y, pese a todo, si alguna de estas afirmaciones es digna de aceptación, cualquier otra cosa creada podría lo mismo ser hecha Dios. Sí, todo esto es charlatanería y engaño de los magos; y ningún hombre ha visto o reconocido a Dios, sino que El se ha revelado a sí mismo. Epístola a Diogneto (125-200 d.C.)
(Justino explica cómo fue pasando por diversas escuelas filosóficas en busca de la sabiduría, pero ninguna le satisfizo). ¿No tratan de Dios, me replicó, los filósofos en todos sus discursos y no versan sus disputas sobre su unicidad y providencia? ¿Y no es objeto de la filosofía investigar acerca de Dios?, Ciertamente, le dije, y ésa es también mi opinión; pero la mayoría de los filósofos ni se plantean siquiera el problema de si hay un solo Dios o muchos, ni si tiene o no providencia de cada uno de nosotros, pues opinan que semejante conocimiento no contribuye para nada a nuestra felicidad.
Justino Mártir (160 d.C.)
Sin embargo, qué es en realidad la filosofía y por qué fue enviada a los hombres, es algo que escapa a la mayoría de la gente; pues siendo una ciencia única, no habría platónicos, ni estoicos, ni peripatéticos, ni teóricos, ni pitagóricos. Justino Mártir (160 d.C.)
Luego, ¿eres amigo de la idea y no de la acción y de la verdad? ¿Cómo no tratas de ser más bien un hombre práctico y no sofista? Justino Mártir (160 d.C.)
Existieron hace mucho tiempo, me contestó el viejo, unos hombres más antiguos que todos éstos tenidos por filósofos; hombres bienaventurados, justos y amigos de Dios, que hablaron por inspiración divina; y divinamente inspirados predijeron el porvenir, lo que justamente se está cumpliendo ahora: son los llamados profetas. Justino Mártir (160 d.C.)
Éstos son los que vieron y anunciaron la verdad a los hombres, sin temer ni adular a nadie, sin dejarse vencer por la vanagloria; sino que, llenos del Espíritu Santo, sólo dijeron lo que vieron y oyeron. Sus escritos se conservan todavía y quien los lea y les preste fe, puede sacar el más grande provecho en las cuestiones de los principios y fin de las cosas y, en general, sobre aquello que un filósofo debe saber. Justino Mártir (160 d.C.)
Sin embargo, inmediatamente sentí que se encendía un fuego en mi alma y se apoderaba de mí el amor a los profetas y a aquellos hombres que son amigos de Cristo y, reflexionando sobre los razonamientos del anciano, hallé que ésta sola es la filosofía segura y provechosa. Justino Mártir (160 d.C.)
De este modo, y por estos motivos, yo soy filósofo, y quisiera que todos los hombres, poniendo el mismo fervor que yo, siguieran las enseñanzas del Salvador. Justino Mártir (160 d.C.)
Cuando hablo de filosofía, no me refiero a la estoica, o a la platónica, o a la de Epicuro o a la de Aristóteles, sino que me refiero a todo lo que cada una de estas escuelas ha dicho rectamente enseñando la justicia con actitud científica y religiosa. Este conjunto ecléctico es lo que yo llamo filosofía. Clemente de Alejandría (195 d.C.)
La gente común, como los niños que temen al cuco. teme a la filosofía griega por miedo de ser extraviado por ella. Sin embargo, si la fe que tienen, ya que no me atrevo a llamarla conocimiento, es tal que puede perderse con argumentos, que se pierda, pues con esto sólo ya confiesan que no tienen la verdad. Porque la verdad es invencible: las falsas opiniones son las que se pierden. Clemente de Alejandría (195 d.C.)
Y aun es posible que la filosofía fuera dada directamente por Dios a los griegos antes de que el Señor los llamase: porque era un maestro para conducir a los griegos a Cristo, como la ley lo fue para los hebreos. Clemente de Alejandría (195 d.C.)
La filosofía es una preparación que pone en camino al hombre que ha de recibir la perfección por medio de Cristo... No hay nada de extraño en el hecho de que la filosofía sea un don de la divina providencia, como propedéutica para la perfección que se alcanza por Cristo, con tal que no se avergüence de la sabiduría bárbara, de la que la filosofía ha de aprender a avanzar hacia la verdad. Clemente de Alejandría (195 d.C.)
Aunque la filosofía griega no llega a alcanzar la verdad en su totalidad, y, además, no tiene en sí fuerza para cumplir el mandamiento del Señor, sin embargo, prepara al menos el camino para aquella enseñanza que es verdaderamente real en el mejor sentido de la palabra, pues hace al hombre capaz de dominarse, moldea su carácter y lo predispone para la aceptación de la verdad. Clemente de Alejandría (195 d.C.)
Quédese para Atenas esta sabiduría humana (la filosofía), manipuladora y adulteradora de la verdad, por donde anda la múltiple diversidad de sectas contradictorias entre sí con sus diversas herejías. Pero, ¿qué tiene que ver Atenas con Jerusalén? ¿Qué relación hay entre la Academia y la iglesia? ¿Qué tienen que ver los herejes y los cristianos? Tertuliano (197 d.C.)
Todo esto son doctrinas humanas y demoníacas, nacidas de la especulación de la sabiduría mundana, para agradar a los oídos. Pero el Señor las llamó necedad, y eligió lo necio según el mundo para confundir a la misma filosofía. Porque la filosofía es el objeto de la sabiduría mundana, intérprete temeraria del ser y de los designios de Dios. Todas las herejías en último término tienen su origen en la filosofía. Tertuliano (197 d.C.)
¿Qué semejanza tienen el filósofo y el cristiano? ¿El discípulo de Grecia y el del cielo? ¿el tratante de la fama, y el negociador de la vida eterna? ¿El que trabaja con los dichos, y el que trabaja con los hechos? ¿El que destruye la inocencia de la vida y el que la edifica? ¿El amigo del error y el enemigo de la mentira? ¿El que cercena la verdad y el que la conserva entera? ¿El que la hurta para violarla, y el que la defiende pura? Tertuliano (197 d.C.)
¿Quién de los poetas, quién de los sofistas dejó de beber algo de la fuente pura de los profetas? Tertuliano (197 d.C.)
Nosotros condenamos la arrogancia de los filósofos, a quienes hemos conocido como corruptos, adúlteros y tiranos y siempre elocuentes contra sus propios vicios. Marco Minucio Félix (200 d.C.)
Los filósofos paganos no han dejado ningún precepto sobre la virtud de la humanidad. Animados por una especie de falsa virtud, excluyeron del ser humano la misericordia, con lo que aumentaron la miseria del hombre que pretendían sanar.
Lactancio (304-313 d.C.)
Hablando de aquel que enseña los fundamentos de la vida y amolda la vida de otros, hago la pregunta: ‘¿No es necesario que él mismo viva de acuerdo con los fundamentos que enseña?’ Si no vive de acuerdo con lo que enseña, su enseñanza resulta nula… Su alumno le contestará así: ‘No puedo hacer lo que usted me enseña, porque es imposible. Me enseña a no enojarme. Me enseña a no codiciar. Me enseña a no lujuriar. Me enseña a no temer el sufrimiento y la muerte. Pero todo esto está muy contrario a la naturaleza. Todos los hombres sienten estos deseos. Si usted está convencido de que es posible vivir contrario a los deseos naturales, primero permítame ver su ejemplo para que yo sepa que en verdad es posible.’…¿Cómo podrá el maestro quitar este pretexto de los obstinados, a no ser con su ejemplo? Sólo así podrán sus alumnos ver con sus propios ojos que lo que enseña es en verdad posible. Es por eso mismo que nadie vive de acuerdo con las enseñanzas de los filósofos. Los hombres prefieren el ejemplo a solo palabras, porque fácil es hablar, pero difícil actuar. Lactancio (304-313 d.C.)
LA AUTORIDAD MAXIMA: LA PALABRA DE DIOS
¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? 1 Corintios 1:20
Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre ustedes se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: El prende a los sabios en la astucia de ellos.
1 Corintios 3:18-19
Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Colosenses 2:8
BEDICIONES
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