CONFESIÓN DE PECADOS
Por tanto, desarraiguemos esto rápidamente, y postrémonos ante el Señor y roguémosle con lágrimas que se muestre propicio y se reconcilie con nosotros, y pueda restaurarnos a la conducta pura y digna que corresponde a nuestro amor de hermanos. Clemente de Roma (30-100 d.C.)
Porque es bueno que un hombre confiese sus transgresiones en vez de endurecer su corazón, como fue endurecido el corazón de los que hicieron sedición contra Moisés el siervo de Dios. Clemente de Roma (30-100 d.C.)
Confesarás tus pecados. No te acercarás a la oración con conciencia mala. Bernabé (70-130 d.C.)
Confesarás tus faltas a la iglesia y te guardarás de ir a la oración con mala conciencia. Tal es el camino de la vida. Didaché (80-140 d.C.)
Cuando se reúnan en el domingo del Señor, partan el pan, y para que el sacrificio sea puro, den gracias después de haber confesado sus pecados.
Didaché (80-140 d.C.)
Nosotros, en tanto que estamos en este mundo, arrepintámonos de todo corazón de las cosas malas que hemos hecho en la carne, para que podamos ser salvados por el Señor en tanto que hay oportunidad para el arrepentimiento. Porque una vez que hayamos partido de este mundo ya no podemos hacer confesión allí, ni tampoco arrepentimos.
Segunda de Clemente (150 d.C.)
Vamos a decirlo francamente: si conservas ocultos tus pecados, ¿piensas obtener un gran beneficio?, ¿crees acaso que quedará a salvo tu honorabilidad? No. Aunque logremos ocultar nuestras faltas, en cuanto esto es posible al hombre, no las podremos esconder a los ojos de Dios. ¿Y vamos a comparar la estima de los hombres con la certeza de que Dios conoce nuestros pecados? ¿Qué es preferible: condenarse, ocultando las miserias a los ojos humanos, o reconocer sinceramente nuestras propias culpas? Tertuliano (197 d.C.)
LA AUTORIDAD MAXIMA: LA PALABRA DE DIOS
Confesaos sus ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho. Santiago 5:16
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 1 Juan 1:9
BENDICIONES
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