lunes, 5 de septiembre de 2011

RECAPITULACIÓN EN CRISTO

 

Recapitulación en Cristo

Recapitulación se trata de restituir todas las cosas por medio de la encarnación. Cuando Cristo se hizo hombre y vivió una vida perfecta, restituyó a la humanidad caída a la comunión con Dios, deshaciendo el mal causado por Satanás en el Edén. Ireneo sobre todo resaltó este tema en sus escritos. 


El Señor sufrió para devolverles la verdad a quienes habían errado respecto al Padre, y para conducirlos a él… El Señor con su pasión destruyó la muerte, corrigió el error, eliminó la corrupción, acabó con la ignorancia, reveló la vida, mostró la verdad y donó la incorrupción; al revés, mediante su pasión. 
Ireneo (180 d.C.) 

Pero si no se hizo carne sino apariencia de carne, entonces no era verdadera su obra. ¡No! Lo que parecía, eso era: el Dios del hombre recapitulaba en sí su antigua creación, para matar por cierto el pecado, dejar vacía la muerte y dar vida al hombre. Por eso “sus obras son verdaderas.” 
Ireneo (180 d.C.) 

Pero cuando se hizo hombre recapituló en sí mismo toda la historia de los seres humanos y asumiéndonos en sí nos concede la salvación; de manera que, cuanto habíamos perdido en Adán (es decir el haber sido hechos “a imagen y semejanza de Dios”), lo volviésemos a recibir en Jesucristo. 
Ireneo (180 d.C.) 

Por eso nuestro Dios en los últimos tiempos, para recapitular todas las cosas en sí mismo, vino a nosotros, no tal como podía mostrarse, sino como nosotros éramos capaces de mirarlo. 
Ireneo (180 d.C.)


Porque el enemigo (Satanás) no sería justamente vencido si el que lo venciese no fuese un hombre nacido de mujer. Porque por una mujer había dominado sobre el hombre y se había opuesto desde el principio al hombre. Por eso el Señor mismo se confiesa Hijo del Hombre, para recapitular en sí a aquel hombre viejo del cual él mismo se hizo criatura mediante la mujer; para que así como por un hombre vencido nuestra raza descendió hasta la muerte, así también por un hombre victorioso ascendamos a la vida; y como la muerte recibió la victoria contra nosotros por un hombre, así también nosotros por un hombre recibamos la victoria contra la muerte.
Ireneo (180 d.C.) 

Y porque, envueltos todos en la creación originaria de Adán, hemos sido vinculados a la muerte, por causa de su desobediencia, era conveniente y justo que, por obra de la obediencia de quien se hizo hombre por nosotros, fueran rotas las cadenas de la muerte. Y porque la muerte reinaba sobre la carne, era preciso que fuera abolida por medio de la carne, y que el hombre fuera liberado de su opresión. El Verbo se hizo carne para destruir por medio de la carne el pecado que por obra de la carne había adquirido el poder, el derecho de propiedad y dominio; y para que no existiese más entre nosotros. Por esta razón nuestro Señor tomó un cuerpo idéntico al de la primera criatura para luchar en favor de los primogénitos y vencer en Adán a quien en Adán nos había herido, a Satanás. Ireneo (180 d.C.) 

Y así como por obra de una virgen desobediente fue el hombre herido y, precipitado, murió, así también, reanimado el hombre por obra de una virgen, que obedeció a la Palabra de Dios, recibió él en el hombre nuevamente reavivado, por medio de la vida, la vida. Pues el Señor vino a buscar la oveja perdida, es decir, el hombre que se había perdido. De donde no se hizo el Señor otra carne, sino de aquella misma que traía origen de Adán y de ella conservó la semejanza. Porque era conveniente y justo que Adán fuese recapitulado en Cristo, a fin de que fuera abismado y sumergido lo que es mortal en la inmortalidad. Y que Eva fuese recapitulada en María, a fin de que una virgen, venida a ser abogada de una virgen [Eva], deshiciera y destruyera la desobediencia virginal mediante la virginal obediencia. El pecado cometido a causa del árbol fue anulado por la obediencia cumplida en el árbol, obediencia a Dios por la cual el Hijo del hombre fue elevado en el árbol(La cruz), aboliendo la ciencia del mal y aportando y regalando la ciencia del bien. El mal es desobedecer a Dios; el bien, en cambio, es obedecerlo. Ireneo (180 d.C.) 

Así pues, por la obediencia a que Cristo se sometió hasta la muerte, pendiente del madero, destruyó la desobediencia antigua cometida en el árbol. Ireneo (180 d.C.) 

Nosotros estábamos encadenados por el pecado, y destinados a nacer a través del régimen del pecado y a caer bajo el imperio de la muerte… Dios Padre, por su inmensa misericordia, envió a su Verbo creador, el cual, venido para salvarnos, estuvo en los mismos lugares, en la misma situación y en los ambientes donde nosotros hemos perdido la vida. Y rompió las cadenas que nos tenían prisioneros. Apareció su luz e hizo desaparecer las tinieblas de la prisión y santificó nuestro nacimiento y abolió la muerte, desligando aquellos mismos lazos en que nos habían encadenado. Ireneo (180 d.C.) 


 LA AUTORIDAD MAXIMA: LA PALABRA DE DIOS


En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia… dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo de reunir (recapitular) todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra. Efesios 1:7, 9-10 BENDICIONES

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