La caída del hombre
No fuimos creados para la muerte, sino que morimos por nuestra propia culpa. La libertad nos perdió; esclavos quedamos los que éramos libres; por el pecado fuimos vendidos. Nada malo fue por Dios hecho, fuimos nosotros los que produjimos la maldad; y los que la produjimos, somos también capaces de rechazarla” Taciano (160 d.C.)
Mas, como Dios es veraz, y en cambio la serpiente es mentirosa, los efectos probaron que la muerte sería la consecuencia si ellos comían. Al mismo tiempo ellos gustaron del bocado y de la muerte; porque comieron por desobediencia, y la desobediencia produce la muerte. Por eso fueron ellos entregados a la muerte, pues se hicieron sus deudores. Ireneo (180 d.C.)
El hombre no cumplió el mandato, sino que desobedeció a Dios. El ángel lo sedujo, celoso y envidioso del hombre por los numerosos dones con que Dios le había colmado. Y al persuadirle la desobediencia al mandato divino, provocó su propia ruina al mismo tiempo que hacía al hombre pecador. El ángel, convertido así en jefe y guía del pecado, fue castigado por haber ofendido a Dios, y consiguió al mismo tiempo que el hombre fuera expulsado del jardín… Y Dios al hombre le expulsó de su presencia, le transfirió y le hizo habitar entonces en el camino que conduce al jardín, ya que el jardín no admite al pecador. Ireneo (180 d.C.)
Y porque, envueltos todos en la creación originaria de Adán, hemos sido vinculados a la muerte, por causa de su desobediencia, era conveniente y justo que, por obra de la obediencia de quien se hizo hombre por nosotros, fueran rotas las cadenas de la muerte. Y porque la muerte reinaba sobre la carne, era preciso que fuera abolida por medio de la carne, y que el hombre fuera liberado de su opresión.
Ireneo (180 d.C.)
Ya que el hombre fue creado en condición intermedia, ni del todo mortal ni simplemente inmortal, sino capaz de lo uno y de lo otro... Pero por su edad Adán era todavía niño, y por eso no podía recibir la ciencia de modo debido… Además, quería probarle para ver si era obediente a su mandamiento, y quería también que permaneciera más tiempo sencillo e inocente en condición de niño… Ahora bien, si los hijos han de someterse a sus padres, mucho más a Dios, Padre del universo… Así fue la desobediencia la que hizo que el primer hombre fuera arrojado del paraíso: no es que el árbol de la ciencia tuviera nada malo, sino que como consecuencia de la desobediencia el hombre se atrajo los trabajos, el dolor, la tristeza, cayendo finalmente bajo la muerte. Teófilo (180 d.C.)
Y colocó al hombre en un paraíso hacia el oriente, en Edén, para que viviera agradablemente, y le dio como ley un mandato... Pero el hombre que era por naturaleza capaz del bien y del mal, como un pedazo de tierra que puede recibir buenas y malas semillas, acogió a un consejero hostil y codicioso, y tomando del árbol transgredió el mandamiento y desobedeció a Dios. Melitón de Sardis (190 d.C.)
Considera, si te place, los beneficios divinos, remontándote a los comienzos. El primer hombre, cuando jugaba libremente en el paraíso, era todavía un niño pequeño de Dios. Pero cuando, sucumbiendo al placer, porque la serpiente significa el placer que se arrastra sobre el vientre, el vicio terrenal vuelto hacia la materia, se dejó seducir por la concupiscencia, el niño se hizo hombre con la desobediencia y se rebeló contra su padre, y se sintió avergonzado delante de Dios. Tal fue la fuerza del placer. Clemente de Alejandría (195 d.C.)
El Hijo se vistió de carne para dominar los deseos de la carne, enseñándonos que el pecado no fue resultado de la necesidad, sino del propósito y de la voluntad del hombre. Lactancio (304 d.C.)
LA AUTORIDAD MAXIMA: LA PALABRA DE DIOS
Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. Romanos 5:12
Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Romanos 6:6
Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Romanos 7:18
BENDICIONES
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