lunes, 10 de octubre de 2011

EL DIVORCIO Y LA MUJER

Las mujeres y el divorcio

 

Pero, usted pudiera estar pensando, quizá Jesús le habría permitido a la mujer divorciarse de su marido si él hubiera vivido en otra cultura que les permitía a las mujeres divorciarse de sus maridos. Bueno, nosotros no tenemos que especular acerca de eso. Eso se debe a que tanto bajo la ley romana como la griega, una esposa podía divorciarse de su marido. Y había muchos romanos y griegos que vivían en Judea y Galilea, algunos de los cuales eran prosélitos judíos.
Por esa razón, en otra ocasión, Jesús se refirió al tema de una mujer que se divorcia de su marido. Él dijo: “Y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio” (Marcos 10.12). Jesús no hace excepción.

¿Por qué es importante esto? Porque la gran mayoría de los divorcios que se presentan en la actualidad son entablados por las esposas, no por los maridos. 

En los Estados Unidos, de 67% a 75% (variando según el estado) de todos los divorcios son entablados por las mujeres. En Inglaterra, 70% de todos los divorcios son entablados por las esposas.

Sin embargo, esas estadísticas se aplican a todos los divorcios, hayan o no niños menores de edad involucrados. Cuando sólo consideramos los divorcios que involucran a niños menores de edad, el porcentaje de divorcios entablados por mujeres es considerablemente mayor.

Durante los últimos veintidós años de mi carrera como abogado, he ejercido en materia de propiedades y títulos. Como parte de la examinación de los títulos de propiedad, he leído los expedientes de varios miles de casos de divorcio. Y he observado que fácilmente nueve de cada diez de estos casos de divorcio fueron iniciados por esposas. ¿Por qué este porcentaje de divorcios entablados por esposas es tan alto en comparación con el promedio a nivel nacional? La razón es que yo sólo reviso expedientes de divorcio en el caso de personas que son dueñas de bienes inmuebles. Por lo general, estos propietarios son personas arriba de los veinticinco años, y la mayoría de ellos tienen hijos menores de edad.

En el artículo, These Boots Are Made for Walking: Why Most Divorce Filers Are Women (“Estas botas están hechas para caminar: Por qué la mayoría de quienes entablan el divorcio son mujeres”), Margaret Brining escribe: 

“Los hijos son “los bienes” más importantes en un matrimonio, y la parte que espera lograr la custodia exclusiva es la más propensa a presentar el divorcio”. Las mujeres están más dispuestas a divorciarse porque rara vez temen perder la custodia de sus hijos.

Con todo, la Iglesia institucional ha cerrado sus ojos a este mal. Hace varios años, recibí una carta formal de un ministro de Texas. Él denunciaba nuestras leyes en favor del “divorcio-derecho” (que permiten el divorcio sin necesidad de causa) en Texas. Me alegré al ver a un ministro pronunciarse contra el divorcio, ya que la mayoría de las llamadas iglesias bíblicas han permanecido muy calladas sobre este tema. Pero luego la carta continuaba diciendo que nuestras leyes, por hacer tan fácil el divorcio, discriminan a mujeres y niños.

¿Discriminar a mujeres y niños? Este Don Quijote moderno creía que las miles de mujeres divorciadas en nuestras iglesias hoy día están en esa situación porque sus maridos las han repudiado. Sin hacer ninguna investigación, él trató el tema como si los hombres estuvieran echando a sus esposas a diestro y siniestro para luego continuar en su juerga.

Sin embargo, esa parece ser la actitud general de la mayoría de las iglesias hacia el divorcio; ignoran completamente la realidad de los divorcios de nuestros días. He escuchado a pastores regañando a los padres que “repudian a sus esposas e hijos”, como si fueran los padres quienes generalmente inician el divorcio. En cambio, tratan a “las madres solteras” como mártires, víctimas heroicas y viudas espirituales… cuando por lo general son ellas las que se divorcian de sus maridos.

El divorcio es un pecado que deja víctimas a su paso. Y es lo mismo cuando son los maridos los que se llevan a los hijos, arrebatándolos de sus esposas. En la actualidad, hay millones de padres y madres que se duelen profundamente porque sus hijos les han sido arrebatados. No obstante, muy pocas iglesias tienen la valentía de denunciar este fruto malvado del divorcio.


BENDICIONES

FUENTE: www.laiglesiaprimitiva.com
Tomado del Libro: EL REINO QUE TRASTORNÓ EL MUNDO de David Bercot.

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