sábado, 8 de octubre de 2011

¿QUE TAL SI NOS AUTOANALIZAMOS?

Autoexamen

La mayoría de los cristianos norteamericanos afirman que el reino verdaderamente ocupa el primer lugar en sus vidas. “Por supuesto, poseo un tesoro considerable aquí en la tierra. Pero eso no significa nada para mí. Mi corazón tiene su enfoque en Jesús, no en estos tesoros terrenales”. Eso es lo que la mayoría de nosotros decimos, ¿no es cierto?
Tal vez eso sea lo que usted mismo afirma. Y quizá sea la verdad. Pero el corazón del hombre es engañoso. Es por ello que todos debemos hacernos un autoexamen profundo para determinar qué realmente es el enfoque de nuestro corazón. A continuación notemos algunas preguntas simples que pueden ayudarlo en ese empeño.

Si es el sostén de la familia, tome una hoja de papel y escriba:


  • La cantidad de horas que usted pasa cada semana trabajando por un salario, incluyendo el tiempo del viaje diario al trabajo.

  • La cantidad de horas que usted invierte cada semana limpiando, manteniendo, comprando y ocupándose de los bienes materiales.

  • La cantidad de horas que usted dedica cada semana a los intereses del reino. Me refiero a actividades tales como testificar, visitar a los enfermos, alimentar y vestir a los pobres, el estudio de la Biblia, la oración, el compañerismo con otros, y otras actividades destinadas a suplir las necesidades espirituales de su familia o extender el reino de Dios.

  • Ahora compare la cantidad de horas que usted pasa cada semana en los intereses del reino con la cantidad de horas que usted pasa cada semana percibiendo y ocupándose de las cosas materiales. ¿A qué dedica usted la mayor parte de su tiempo? 

    Obviamente, un trabajo secular es necesario para satisfacer las necesidades de la vida. Pero, ¿creemos que podremos convencer a Jesús de que sólo estamos trabajando para satisfacer las necesidades de la vida, y no para mantener el placentero estilo de vida norteamericano?

    ¿Qué tiene prioridad cuando hay un conflicto entre nuestros compromisos laborales y los del reino? ¿Requiere nuestro empleo que faltemos a la iglesia con frecuencia? ¿Será que nuestro trabajo nos deja demasiado cansados como para hacer algo de valor en el reino de Dios? ¿Creemos nosotros que nuestro compromiso con el reino se encuentra al día si hablamos diez minutos diarios con el Rey y su Padre?

    Si es ama de casa, usted podría hacerse las siguientes preguntas:

  • ¿Estaría yo satisfecha si mi esposo ganara solamente para satisfacer las necesidades de la vida, o tiene él que proveer mucho más para mantenerme contenta?

  • ¿Gasto yo más dinero del que mi esposo gana?

  • ¿Me quejo con mi esposo de la falta de dinero?

  • ¿Qué porcentaje de los bienes materiales en nuestro hogar son artículos a los que yo me aferro, en lugar de ser artículos a los que se aferra mi esposo?  El esposo a menudo lleva la peor parte del materialismo de su esposa. Por lo general, el materialismo de su esposa lo obliga a trabajar más horas o cambiarse a un empleo mejor pagado, pero un empleo que destruye su vida espiritual. Ella puede quejarse de los extensos horarios de trabajo de su esposo; pero, ¿no será que sus gastos y sus supuestas necesidades lo están llevando a trabajar tantas horas?

    Por lo tanto, si usted es una esposa cristiana, asegúrese de estar poniendo los intereses del reino en primer lugar. Si de verdad usted es una cristiana del reino, asegúrese de que su esposo sepa que usted está satisfecha con poder cubrir las necesidades básicas de la vida. Pero no lo diga simplemente con palabras; demuéstrele que es así por medio de su manera de vivir, su manera de usar el dinero, y lo que pide.


    Esto es sólo el comienzo

     

    Sólo esta enseñanza de Jesús exige todo un cambio de paradigma, ¿verdad? En el reino de Dios, el valor de las cosas materiales es totalmente distinto al que tienen en este mundo. Pero el aspecto de la riqueza es sólo el comienzo. Hay mucho más cambios de valores que tenemos que hacer para conformarnos al reino de Dios.

    Sin embargo, no se desespere. Jesús nunca nos exige sino aquellas cosas que él sabe que podemos hacer por medio de su poder.


    BENDICIONES

    FUENTE: www.laiglesiaprimitiva.com
    Tomado del Libro: EL REINO QUE TRASTORNÓ EL MUNDO de David Bercot.

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