jueves, 20 de octubre de 2011

¿QUE TIENE QUE VER EL EMPERADOR CON LA IGLESIA?

La persecucion hecha por la iglesia catolica

En escritos anteriores de este Blog analizamos en detalle el híbrido constantiniano: lo que creía la Iglesia híbrida y cómo actuaba. También vimos cómo actuó el estado “cristianizado”. 

En esta última parte del Blog veremos cómo el reino de Dios continuó a pesar de la caída espiritual de la Iglesia institucional.


¿Qué tiene que ver el emperador
con la iglesia?

 

Anteriormente, notamos los orígenes de los donatistas. Y vimos que sus orígenes no fueron particularmente heroicos. Ellos querían los nuevos beneficios que Constantino le estaba ofreciendo a la Iglesia institucional. Ellos tampoco vacilaron en pedirle al Emperador que interviniera en su disputa eclesiástica.

Sin embargo, resultó ser una bendición que todas las decisiones judiciales resultaran en contra de los donatistas. Pues esto los obligó a retroceder y reevaluar en qué se había convertido la Iglesia institucional. Sus ojos fueron abiertos y se dieron cuenta de que la Iglesia ya no era un cuerpo santo.

Más bien, ésta se había convertido en una institución mundana que ahora promovía a los ricos y a los poderosos. A consecuencia de esto, los donatistas perdieron completamente su interés original de obtener la aceptación del Emperador. Como el propio Donato dijo: 

“¿Qué tiene que ver el emperador con la iglesia?”

De modo que ahora los donatistas comenzaban nuevamente a centrar su atención en el reino de Dios.

El donatismo estuvo limitado casi exclusivamente a África del Norte. Allí existió junto con la Iglesia institucional o católica. Sin embargo, había una diferencia notable entre los dos. Los católicos tendían a ser urbanos, mejor educados y más ricos. Los donatistas, por su parte, provenían principalmente de entre los pobres. En esto, ellos se parecieron mucho a casi todos los “movimientos del reino” desde el tiempo de Constantino hasta los tiempos modernos.

CONTINUA......

BENDICIONES

FUENTE: www.laiglesiaprimitiva.com
Tomado del Libro: EL REINO QUE TRASTORNÓ EL MUNDO de David Bercot.

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