A principios del siglo XVI, la corriente agustiniana que había sido muy débil durante la Edad Media de pronto se hizo popular en Alemania por medio de la enseñanza de Martín Lutero. Al mismo tiempo, dicha corriente había estallado en Suiza bajo el principal reformista allí, cuyo nombre era Ulrico Zwinglio. Como era típico de los reformistas agustinianos, tanto Lutero como Zwinglio eran hombres universitarios bien educados. Ambos también eran admiradores de Agustín y estaban bien versados en sus escritos.
Zwinglio, hijo de un magistrado suizo, fue un prominente patriota, humanista, predicador y hombre de estado. También fue un sacerdote ordenado que sirvió como capellán militar para los mercenarios suizos que luchaban en nombre del Papa. En 1519, Zwinglio fue nombrado pastor de la iglesia principal en Zurich, Suiza.
Cuando aceptó el cargo, Zwinglio no tenía la intención de comenzar una Reforma. Sin embargo, en sus predicaciones, él decidió no seguir las interpretaciones de los teólogos católicos medievales. Más bien, él siguió su propia interpretación de la escritura; interpretaciones que estuvieron muy influenciadas por Agustín.
Zwinglio fue una figura pública popular, y los magistrados civiles en Zurich no se opusieron a su predicación. De hecho, ellos incluso les ordenaron a los otros sacerdotes que predicaran sólo las escrituras y que guardaran silencio con relación a las añadiduras humanas.
En 1522, Zwinglio predicó un sermón que demostraba que la prohibición de comer carne durante la Cuaresma no tenía fundamento en la escritura. Esto provocó una tormenta que llevó a Zwinglio a un conflicto abierto con la Iglesia Católica y causó una conmoción considerable en toda Suiza.
Zwinglio le pidió a la magistratura que convocara un debate público sobre el tema de la Cuaresma, y ellos así lo hicieron. En el debate, Zwinglio convenció tanto a la multitud como a la magistratura. Con el respaldo del estado, Zwinglio inició una importante reforma de la Iglesia en Zurich. La meta de Zwinglio llegó a ser reformar en su totalidad la vida religiosa, política y social de todos los ciudadanos, basándose en el poder de las escrituras (según el propio Zwinglio las interpretaba).
Ya que todos los obispos católicos suizos se opusieron a la Reforma, la magistratura civil de Zurich intervino y asumió los derechos de administración y jurisdicción hasta entonces en manos de los obispos católicos.
En 1525, la magistratura confiscó todas las propiedades que habían pertenecido a la Iglesia, y comenzó a controlar la educación del clero.
Lamentablemente, Zwinglio aceptó completamente el híbrido constantiniano. Él predicó el evangelio agustiniano, no el evangelio del reino. Zwinglio arrancó de raíz aquellas prácticas católicas romanas que habían sido añadidas desde la época de Agustín. Pero al igual que todos los otros reformistas agustinianos, Zwinglio recurrió al poder del estado para llevar a cabo sus reformas. Y no vaciló en usar la espada para hacer avanzar su movimiento. De hecho, Zwinglio murió en el campo de batalla mientras servía como capellán de su ejército reformado.
BENDICIONES
FUENTE: www.laiglesiaprimitiva.com
Tomado del Libro: EL REINO QUE TRASTORNÓ EL MUNDO de David Bercot.
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