VALDENSES MUERTOS
¡Predicad la palabra de Dios!
Aunque los evangelistas valdenses eran perseguidos por las autoridades papales y sabían que les esperaba la tortura y la muerte si los atrapaban, siempre llevaron su sencillo mensaje del reino a todas partes de Europa.
Jesús les había prohibido a sus seguidores que llamaran a cualquiera por el título de Padre. Por tanto, los valdenses simplemente llamaban a sus predicadores ambulantes por el nombre de barba, que significaba “tío”.
Sus barbas solían viajar por toda Europa de dos en dos. Por lo general, un joven se juntaba con un barba mayor para aprender de primera mano el discipulado mientras viajaban juntos. A menudo los barbas valdenses se hacían pasar por comerciantes ambulantes para escapar de las autoridades de la Iglesia.
La cruzada contra los valdenses
Durante casi cuatro siglos, los valdenses habían vivido como animales cazados, sin saber nunca cuándo los ejércitos de la Iglesia caerían sobre ellos.
Varias comunidades valdenses fueron arrasadas por la espada. Uno de sus últimos baluartes estuvo ubicado en el Valle del Piedmont, junto a los Alpes a lo largo de la frontera entre Francia e Italia. En 1488 y 1489 (sólo treinta años antes de la Reforma) los cruzados del Papa cayeron sobre los asentamientos valdenses en los Alpes con una crueldad indecible.
Los “santos” cruzados católicos masacraron a todo valdense que encontraron a su paso. Destriparon a los padres y luego lanzaron las cabezas de sus hijos contra las rocas. Ellos hicieron desfilar a los padres hacia su muerte con las cabezas de sus hijos colgadas de sus cuellos.
El historiador de la iglesia J. A. Wylie escribió:
Estas crueldades forman una escena que es única y sin precedente en la historia de los países civilizados.
Ha habido tragedias en las cuales se ha derramado más sangre, y en las cuales más vidas han sido sacrificadas, pero no ha habido ninguna en la que los actores estuvieran tan completamente deshumanizados y las formas de sufrimiento fueran tan monstruosamente repugnantes y tan absolutamente crueles. En este aspecto las “Masacres de Piedmont” no tienen paralelo.
A principios de los años 1500, la mayoría de los creyentes valdenses habían sido masacrados. Sin embargo, el movimiento sobrevivió a estas horribles persecuciones, aunque sólo en unas pocas localidades.
Aun así, los valdenses no iban a renunciar. Las comunidades sobrevivientes inmediatamente comenzaron a imprimir folletos, haciendo uso de la nueva y fenomenal invención: la imprenta.
BENDICIONES
FUENTE: www.laiglesiaprimitiva.com
Tomado del Libro: EL REINO QUE TRASTORNÓ EL MUNDO de David Bercot.
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