martes, 25 de octubre de 2011

OTROS MOVIMIENTOS CRISTIANOS: LOS "HERMANOS" ó DUNKARDS


En tanto que el movimiento cuáquero florecía en Inglaterra, un nuevo movimiento espiritual (el pietismo) se difundía con fuerza a través de Alemania y el norte de Europa. 

Anhelando una vida espiritual auténtica, los cristianos que pertenecían a las Iglesias del estado comenzaron a reunirse en pequeños grupos para estudiar la Biblia y orar. 

Al igual que los cuáqueros, los pietistas ponían un gran énfasis en la obra interior del Espíritu Santo. Y, al igual que los cuáqueros, los pietistas por lo general ellos consideraban el bautismo y la Santa Cena como no esenciales, es decir, aspectos sin importancia de la vida cristiana. Desafortunadamente, a diferencia de los cuáqueros, la mayoría de los pietistas no enseñaban una obediencia literal a las enseñanzas del reino de Jesús.

En el área palatina de Alemania, a principios del siglo XVIII, un joven cristiano llamado Alexander Mack había sido despertado espiritualmente por el movimiento pietista. Ahora, la mayoría de los pietistas permanecían en las Iglesias del estado (luteranas, reformadas o católicas) y celebraban sus servicios de oración en horarios que no interferían en los servicios de las Iglesias del estado. 

Sin embargo, Mack y sus compañeros espirituales vieron la necesidad de separarse de las Iglesias del estado y regresar al cristianismo primitivo. A partir de la lectura de la Biblia, Mack y sus compañeros llegaron a ver el claro evangelio del reino. Ellos rechazaron los juramentos, la guerra, la acumulación de riquezas, las demandas judiciales y otras cosas semejantes que se contradecían con las enseñanzas de Cristo.

Estos nuevos cristianos del reino se llamaron a sí mismos simplemente por el nombre de “hermanos”, pero llegaron a conocerse como bautistas alemanes o dunkards. Ellos difundieron el evangelio del reino de manera entusiasta a través de todos los pueblos donde vivían. La persecución por parte de las autoridades los obligó a trasladarse de un pueblo a otro. Con el tiempo, se trasladaron a Germantown, Pensilvania (EE.UU.). 

En su Autobiography (“Autobiografía”), Benjamín Franklin describe su encuentro con los dunkards:
Creo que hay una conducta más prudente en otra secta entre nosotros, la de los dunkards. Conocí a uno de sus fundadores, Michael Welfare, no mucho después que ésta apareció. Él se quejó conmigo de que ellos estaban siendo calumniados odiosamente por los fanáticos de otras creencias y que se les acusaba de principios y prácticas abominables con las cuales ellos no tenían nada que ver. Yo le dije que ese siempre había sido el caso con las nuevas sectas y que, para detener semejante abuso, creía yo que sería bueno publicar los artículos de su creencia y las normas de su práctica. Él me dijo que esto se había propuesto entre ellos, pero que no había sido aprobado por la siguiente razón:

“Cuando al principio nos unimos en sociedad,” dice él, “a Dios le había agradado iluminar nuestras mentes al punto de hacernos ver que algunas cosas que habíamos considerado verdades, eran errores; y otras que habíamos considerado errores, eran verdades auténticas. De vez en cuando, él se ha complacido en permitirnos nueva luz, y nuestros principios han estado mejorando a la vez que nuestros errores han estado disminuyendo. Ahora bien, no estamos seguros de haber llegado al final de esta progresión y a la perfección del conocimiento espiritual o teológico. 

Tememos que si imprimimos nuestra confesión de fe, nos sentiremos atados y confinados a ella, y tal vez no estemos dispuestos a recibir un mayor mejoramiento. Y nuestros sucesores, aun más, se imaginarán que lo que nosotros sus ancianos y fundadores hemos hecho es algo sagrado y de lo que nunca deberán apartarse.”

Esta modestia en una secta es tal vez un ejemplo único en la historia del género humano; por cuanto todas las otras sectas creen estar en posesión de toda la verdad.

En realidad, la postura no dogmática de los dunkards con relación a la teología (más allá de lo fundamental) es muy característica de los nuevos movimientos del reino. 

Cuando los creyentes descubren el reino por primera vez, su gozo por este tesoro escondido es tan grande que ellos se concentran fundamentalmente en el reino y en su Rey. Ellos no se preocupan mucho por los detalles minuciosos de la teología.



BENDICIONES

FUENTE: www.laiglesiaprimitiva.com
Tomado del Libro: EL REINO QUE TRASTORNÓ EL MUNDO de David Bercot.

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