lunes, 31 de octubre de 2011

¿POR QUÉ LUTERO ODIABA A LOS ANABABTISTAS?

 

LA HISTORIA Y EL FRUTO DEL MENSAJE MODERNO DE SALVACIÓN

 

Lutero debe haber tenido buenas razones para poner en oscuros calabozos a hombres como Michael Schneider y otros como él, donde ninguno pudiera oírlos de nuevo. Pero, ¿qué era exactamente lo que tanto odiaba Lutero de los anabaptistas? Aquí está lo que algunos de sus enemigos tenían que decir acerca de ellos: 

“Si investigas la vida y conducta de ellos al principio parece irreprochable, piadosa, modesta, atractiva; sí, por encima de este mundo. Aún aquellos quienes están inclinados a criticarlos dirán que sus vidas son excelentes”. Zwinglio, un reformador protestante en Suiza. 

“Francamente confieso que en la mayoría de los anabaptistas hay una piedad y consagración, ciertamente un celo que está más allá de toda sospecha o alguna insinceridad. Pues ¿qué ganancia terrenal podrían esperar ganar por soportar el exilio, la tortura y crueldades indecibles? Testifico ante Dios que no puedo decir que por falta de sabiduría ellos son un tanto indiferentes a las cosas terrenales, sino más bien por motivaciones divinas”. Capito, el reformador de Estrasburgo. 

La ironía es que Lutero concluyó que tal vida era imposible de vivir. En una carta a un compañero predicador él escribió: 

“Si eres un predicador de la gracia, entonces predica una gracia verdadera, no ficticia; si la gracia es verdad, tú debes llevar un pecado verdadero, no ficticio. Sé un pecador y peca audazmente, pero cree y regocíjate en Cristo aún más audazmente. Pues él es victorioso sobre el pecado, la muerte, y el mundo. Mientras estamos aquí tenemos que pecar. Esta vida no es el lugar donde habita la justicia, pero, como dice Pedro, buscamos unos nuevos cielos y una nueva tierra en los cuales mora la justicia… 

Ningún pecado puede separarnos de Él, aún si fuéramos a matar o cometer adulterio miles de veces cada día. ¿Piensas que un tal cordero tan exaltado pagó simplemente un pequeño precio con un pobre sacrificio por nuestros pecados? Ora duro para que seas completamente un pecador”. [Weimar ed. vol. 2, p. 371; Letters I, "Luther's Works," American Ed., Vol 48. p. 281- 282] 

Mientras Lutero concluyó que una vida justa era imposible de vivir – excepto en un estado justificado imaginario donde tú eres declarado justo aunque no vivas de esa manera – los anabaptistas estaban viviendo lo que ellos predicaban. 

Volviendo al mensaje de Schneider: 

“Si quieres ser salvo necesitas dejar el pecado, seguir a Cristo el Señor y vivir de acuerdo a su voluntad. Cristo Jesús vino a la tierra para enseñar a los hombres el camino recto a seguir, a enseñarles a volverse del pecado y seguirle. 

El que desea comunión con Cristo y quiere hacer parte de su reino, necesita hacer lo que Cristo hizo mientas estuvo en esta tierra. Quien quiere reinar con Cristo debe primero estar dispuesto a sufrir por su nombre. El hombre que muere con Cristo en esta vida entrará con él al reino de su padre en gozo eterno. Pero los hombres que nos siguen a Cristo no son redimidos por la sangre de Cristo y sus pecados nunca serán perdonados”. 

En su sermón, Michael constantemente afirma que el hombre es capaz de complacer a Dios, dejando el pecado, siguiendo a Cristo y viviendo de acuerdo a Su voluntad. La diferencia entre los anabaptistas y Lutero estaba justo en este punto. De acuerdo con Lutero, el pecado original impedía al hombre ser capaz de hacer la voluntad de Dios, y aún si él pudiera, sería contado como trapo de inmundicia. 

Aquí está un extracto del segundo artículo de la Confesión de Augsburgo del luteranismo, en la cual Lutero divaga acerca del supuesto problema del pecado original. 

“Es también enseñado entre nosotros que desde que la caída de Adam todos los hombres que han nacido de acuerdo al curso de la naturaleza son concebidos y nacen en pecado. Esto es, todos los hombres están llenos de malas lujurias e inclinaciones desde el vientre de sus madres y son incapaces por naturaleza de tener verdadero temor de Dios y verdadera fe en Dios. Además, esta enfermedad innata y pecado hereditario es verdadero pecado y condena a la ira eterna de Dios a todos aquellos que no han nacido de nuevo a través del bautismo y el Espíritu Santo. En relación con esto son rechazados los pelagianos y otros quienes niegan que el pecado original es pecado, pues ellos sostienen que el hombre natural es hecho justo por su propio poder, despreciando así los sufrimientos y méritos de Cristo”. 

En otro lugar Lutero dice: 

“Ese artículo sedicioso de doctrina debería ser castigado por la espada sin necesidad de prueba adicional. Por lo demás, los anabaptistas sostienen puntos relacionados con el bautismo de infantes, el pecado original, y la inspiración, los cuales no tienen conexión con la Palabra de Dios, y son ciertamente opuestos a ella… Las autoridades seculares están también obligadas a reprimir y castigar abiertamente la falsa doctrina… Pues piense qué desastres sucederían si los niños no son bautizados? … Además de esto los anabaptistas se separan a sí mismos de las iglesias… y establecen un ministerio y congregación de ellos mismos, lo cual es también contrario al mandamiento de Dios. De todo esto llega a ser claro que las autoridades seculares están obligadas… a infligir castigo corporal a los ofensores … También cuando es un caso de solamente sostener algún punto espiritual, tales como el bautismo de infantes, el pecado original, y la separación innecesaria, entonces… concluimos que… los sectarios obstinados deben ser llevados a la muerte”. [Source: Dave Armstrong. "Pamphlet of 1536" in Martin Luther and The Protestant Inquisition (Janssen, X, 222-223; pamphlet of 1536)] 

Esto fue como si Lutero estuviera diciendo: “Tenemos que mantener la doctrina del pecado original y cualquiera que quiera discrepar entonces recibirá el tratamiento de la estaca ardiente”. 

Michael Schneider y los anabaptistas discreparon, y no solamente en la “doctrina”, sino precisamente en sus propias vidas. De acuerdo con Lutero, la vida justa de los anabaptistas supuestamente era una imposibilidad, sin embargo de alguna manera ellos estaban haciendo lo que Lutero no pudo hacer él mismo. Esto debió haber sido una real bofetada en la cara. 

Los anabaptistas mostraron que las doctrinas favoritas de Lutero – pecado original y fe sola – no eran nada más que un manto para ocultar un cristianismo enclenque. 

El odio de Lutero hacia los anabaptistas provino de su rechazo a las doctrinas que él concluyó eran absolutamente necesarias al cristianismo mantener. Y para Lutero eran necesarias, porque sin ellas seguramente su máscara habría caído, revelando quién era él – un asesino. ¿Por qué querrías tu seguir la ideología de un hombre así? 

 -Brian Gray 

 
BENDICIONES

FUENTE: www.laiglesiaprimitiva.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario