¿Fueron los escritos de los primeros cristianos fielmente preservados?
Los escritos de los primeros cristianos son una fuente histórica valiosa, sólo si los manuscritos que tenemos de sus escritos son auténticos. Permíteme decirte lo siguiente: Aparte de las mismas Escrituras, pocos escritos antiguos son mejor certificados que los escritos de los cristianos que vivieron durante los siglos uno y dos.
Por ejemplo, el manuscrito más antiguo del Nuevo Testamento que tenemos es el Codex Sanaiticus. Data del siglo cuarto (300-399 d.C). Dicho código contiene también la Epístola de Bernabé y una porción del Pastor de Hermas, ambos pertenecen a los escritos de la iglesia primitiva. De hecho, algunos manuscritos en papiro que datan aproximadamente del año 290 d.C, contienen también una porción considerable del Pastor de Hermas.
Otros de los manuscritos más antiguos del Nuevo testamento es el Codex Alexandrinus, que data del siglo V (400-499 d.C). Además de nuestro Nuevo Testamento, contiene también la carta a los corintios escrita por Clemente de Roma, así como el sermón antiguo conocido como Segunda de Clemente.
Aunque la mayor parte de los manuscritos de los escritos de los primeros cristianos no son más antiguos que los mencionados arriba, no conozco a ningún erudito católico, protestante o gnóstico que cuestione la autenticidad de tales obras. Es cierto que para algunas de ellas, todo lo que tenemos es un manuscrito; sin embargo, las enseñanzas de aquellas obras armonizan muy bien con las enseñanzas de las otras obras que cuentan con un manuscrito en mejor estado.
A menudo la gente me pregunta: “Pero, ¿cómo podemos saber si la Iglesia Católica Romana no alteró estos escritos para hacerlos encajar a su teología católica?” En primer lugar, la Iglesia Católica no tuvo el control sobre la mayoría de estos manuscritos. Éstos han sido resguardados en muchos lugares geográficos: desde el occidente europeo hasta África, desde el Mediterráneo hasta Rusia.
Numerosas obras han sido preservadas en una variedad de idiomas: griego, latín, siriaco, armenio, cóptico, árabe, etíope, georgiano y esloveno. Ninguna iglesia o persona en particular tuvo control sobre estos manuscritos para falsificarlos.
Segundo, la Iglesia Católica no tenía la necesidad particular de falsificar tales escritos, pues no consideraba a la mayoría de los escritores ante-nicenos (los escritores cristianos anteriores al año 325 d.C) como padres de la iglesia. Ninguno de los escritores ante-nicenos fue incluido en la lista de los “grandes padres” de la Iglesia Católica Romana.
Estos grandes padres fueron: Agustín, Ambrosio, Jerónimo, Gregorio el Grande, Atanasio, Basílides, Gregorio Nacianceno y Juan Crisóstomo; los cuales vivieron durante o después del cuarto siglo.
Por lo tanto, en lugar de falsificar los escritos de los primeros cristianos, la iglesia post-nicena los ignoró casi completamente. Ah, unos pocos escritos falsos circularon, tales como un número de cartas espurias atribuidas a Ignacio. No obstante, todas estas falsificaciones han sido puestas en evidencia. Y ninguno de los eruditos hoy afirma que algunas de dichas falsificaciones sean genuinas.
En realidad, el mismo contenido de estos escritos testifica sin lugar a dudas que la Iglesia Católica Romana no ha manipulado tales obras; ya que estas obras no apoyan muchas de las enseñanzas principales de la Iglesia Católica de hoy. En verdad, estos escritos no encajan completamente con ninguna denominación. Los primeros cristianos no eran ni católicos ni protestantes en el sentido moderno de las palabras. Ellos pertenecen a una categoría aparte. Sus escritos respiran un aire antiguo y puro que no se presencia en escritos posteriores. Ellos contradicen algunas de las enseñanzas más importantes de los reformadores y de la Iglesia Católica Romana.
Además, en el Occidente, una porción considerable de tales escritos fueron en verdad olvidados por casi mil años. Ellos comenzaron a circular generalmente después de la Reforma. Por aquel tiempo, los principios de la Reforma estaban establecidos en una roca y nadie estaba dispuesto a cambiarlos. En consecuencia, una vez más y en alto grado, la iglesia del Occidente simplemente ignoró estos escritos valiosos.
FUENTE: www.laiglesiaprimitiva.com
Tomado del Libro: LOS PRIMEROS CRISTIANOS Y SUS ESCRITOS de David Bercot.
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