lunes, 3 de octubre de 2011

FUENTES BUENAS, FUENTES MALAS

Fuentes buenas, fuentes malas

 

Para averiguar cuáles eran las prácticas o “el curso de acción” de las iglesias del Nuevo Testamento, tu primera inclinación podría ser tomar tu comentario confiable o enciclopedia bíblica. Pero es el lugar incorrecto. Yo aprendí, no de un seminario, sino del colegio de leyes y de las prácticas de leyes. 

Podría sonar extraño, pero el colegio de leyes y las prácticas de leyes imprimieron en mí indeleblemente la necesidad de ir siempre a las fuentes primarias cuando buscamos la verdad sobre cualquier tema. Las “fuentes primarias” son las fuentes originales de las cuales se derivan otros materiales. Ir a las fuentes primarias es ir directamente a la boca del caballo. 

Para explicarte mejor, las fuentes primarias de las enseñanzas de Juan Wesley son los escritos y sermones originales de Juan Wesley. Si deseas estar absolutamente seguro de lo que enseñó Juan Wesley, tendrás que ir a sus escritos y sermones originales. Ahora, si alguien leyera aquellos escritos y sermones, y luego escribiera un libro acerca de ellos, su libro sería una fuente secundaria. Una “fuente secundaria” se deriva de una o más fuentes primarias. 

En un primer vistazo, usar fuentes secundarias podría parecer que es el mejor método. ¿Por qué ir a través de la dificultad de leer todos los escritos y sermones de Juan Wesley, cuando alguien ya realizó todo el trabajo para ti? Así razonaba yo antes de estudiar en el colegio de leyes. 


El problema con las fuentes secundarias

A todos los que se inician en el estudio de leyes se nos exige tomar un curso sobre la investigación legal. 

Un joven profesor llamado Juan Newton dictaba las clases. Él era un gran intelectual, cuyas ideas trazaban el camino para nosotros. Como parte de este curso, el profesor Newton nos llevó a la biblioteca de leyes de la universidad y nos ayudó a relacionarnos con las fuentes disponibles para los abogados. Él nos mostró las fuentes primarias: enciclopedias legales, documentos y tratados. Él enfatizaba que nunca debíamos confiar en fuentes secundarias. 

“Nunca te detengas hasta que hayas ido a las fuentes primarias,” nos decía. Explicaba que las fuentes secundarias son un camino principalmente para buscar las decisiones y estatutos de la corte. Por ejemplo, si un abogado quiere saber cuál es la ley concerniente a los animales, él comenzará a buscar en la enciclopedia legal el tema “Animales.” El artículo que encuentre allí, le explicará la ley acerca de los animales y citará los estatutos relacionados y las decisiones de la corte. Sin embargo, el abogado no debe detenerse allí. Más bien deberá ir y leer todas las citas de los estatutos originales y de las decisiones de la corte. Finalmente, el abogado hallará y leerá todos los otros casos de la corte que alguna vez hayan citado de aquellos estatutos y decisiones. 

Bueno, como nuevo estudiante de leyes, me pareció que dicho prolongado procedimiento era mucha labor. Después de todo, los artículos escritos en las enciclopedias legales fueron escritos por abogados y profesores de leyes. “Con seguridad, ellos sabían cuál era la ley,” pensaba en mí mismo, “¿por qué recorrer el mismo círculo? ¿Por qué duplicar la investigación que alguien ya la realizó?” 

Fue mucho tiempo después de haberme graduado de la universidad, que el consejo del profesor llegó con claridad a mí. Había surgido una discusión sobre el bien de un propietario y yo no sabía cuál era la ley para ese caso particular. Era una atardecer de un viernes: comencé a hojear una de las enciclopedias legales para averiguar cuál era la ley. Para mi consternación, la información en la enciclopedia indicaba que la ley estaba directamente contra mi cliente. Si hubiésemos ido a la corte, habríamos perdido. 

Pensé llamar a mi cliente para contarle las malas noticias, pero ya que era tarde, decidí esperar hasta la próxima semana. Durante el fin de la semana, pensé en las palabras del profesor Newton y decidí leer las citas de las decisiones de la corte. Por tanto, el lunes volví y decidí leer los casos originales de la corte de los cuales había citado la enciclopedia. Para mi mayor alegría, encontré que la ley era exactamente lo opuesto de lo que decía la enciclopedia legal. La ley estaba firmemente de mi lado. 

Me encontraba bastante desconcertado por la gravedad del error del abogado que escribió el artículo en la enciclopedia. La decisión principal de la corte no era dificultosa para entender.
He aprendido de otros abogados que mi experiencia no era única de ningún modo. La enciclopedia está llena de errores. Por esa razón, ningún juez consideraría un expediente legal del cual un abogado citase un artículo de una enciclopedia legal u otra fuente secundaria como su única fuente de autoridad. 

Puedo asegurarte que los errores en las enciclopedias legales no están allí porque los abogados que escribieron los artículos tenían prejuicios o deliberadamente tenían el propósito de engañar a sus lectores. A los abogados que escriben artículos no les importa cuál es la ley sobre un tema específico. Su única meta es informar precisa y objetivamente la ley como tal. No obstante, cometen errores porque aún son seres humanos. 

CONTINUA........

BENDICIONES

FUENTE: www.laiglesiaprimitiva.com
Tomado del Libro: LOS PRIMEROS CRISTIANOS Y SUS ESCRITOS de David Bercot.

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