Un doble estándar
Sectas modernas como la de los Testigos de Jehová generalmente enseñan que la iglesia llegó a ser apóstata inmediatamente después de la muerte de los apóstoles. “Por lo tanto,” ellos argumentan, “el registro histórico no tiene valor. Más bien, debemos interpretar las Escrituras por nosotros mismos, sin hacer referencias a lo que alguien haya creído en el pasado.”
Por el contrario, los cristianos ortodoxos sostienen que no debemos separarnos del cristianismo histórico. En nuestros libros sobre las sectas nos jactamos de estar defendiendo el “cristianismo histórico.” Por ejemplo, en su libro “¿Cuál es la diferencia?,” Fritz Ridenour, escribe: “La diferencia tratada en este libro está entre la fe cristiana histórica y las principales religiones y sectas del mundo.”
En el libro Manual de las religiones actuales, Josh McDowell y Don Stewart dan la siguiente definición de secta: “Una secta es una perversión, una distorsión del cristianismo bíblico y/o un rechazo de las enseñanzas históricas de la iglesia cristiana.”
Sin embargo, a pesar de que públicamente lo anunciamos, muchas de nuestras doctrinas y prácticas no están de acuerdo con las enseñanzas históricas de la iglesia. Y, ¿cuál es nuestra respuesta cuando esto se saca a la luz? ¿Cambiamos con humildad nuestras creencias y prácticas para conformarlas al registro histórico? Temo que no.
Más bien, rápidamente cambiamos el tono de nuestra voz y afirmamos que los primeros cristianos estaban equivocados. Así que después de mucho preámbulo sobre la importancia del “cristianismo histórico,” nuestra reacción y respuesta no es diferente a la de las sectas cuando nos enfrentamos al verdadero cristianismo. ¿No es ésa una respuesta un poco hipócrita?
Por fin, lo único de lo cual podemos jactarnos es que nuestras doctrinas son más antiguas que las de las sectas. Pero si nuestras doctrinas no tienen su origen en la iglesia primitiva, ¿qué de valor hay en ellas? Por otro lado, si por “cristianismo histórico” queremos decir las doctrinas que la iglesia desarrolló a través de los siglos, entonces todos deberíamos ser católicos romanos u ortodoxos orientales.
Prácticamente todos los cristianos reconocen el valor y el peso de los escritos de los primeros cristianos. Pues nosotros citamos intuitivamente de ellos cuando están de acuerdo con nosotros. Hablamos de su testimonio como evidencia incontrovertible de que la iglesia en el principio entendió una doctrina en particular del mismo modo como nosotros la entendemos. Sin embargo, cuando sus escritos no concuerdan con nuestras posiciones, inmediatamente descartamos todo lo que ellos dicen como algo sin valor. ¡Qué doble estándar!
Y Dios aborrece el doble estándar. “No tendrás en tu bolsa pesas diferentes, una grande y una pequeña. No tendrás en tu casa medidas diferentes, una grande y una pequeña. Tendrás peso completo y justo; tendrás medida completa y justa, para que se prolonguen tus días en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da. Porque todo el que hace estas cosas, todo el que comete injusticia, es abominación para el SEÑOR tu Dios” (Deuteronomio 25:13-15).
Ese pasaje trata de usar pesas y medidas dobles para cosas materiales. ¿Será diferente ese principio para los asuntos espirituales? Si la deshonestidad en las cosas materiales es mala, ¿será diferente en las espirituales?
Una de las críticas principales que he recibido en los últimos años es que “tomo muy seriamente los escritos de los primeros cristianos.” Aunque sólo me estoy esforzando en ser honesto en lo espiritual. Yo creo firmemente que ninguno de nosotros debería usar un doble estándar. O aceptamos honestamente la evidencia histórica de los escritos de los primeros cristianos o deberíamos dejar de citar de ellos completamente. O ellos eran cristianos ortodoxos o eran herejes. Citarlos cuando apoyan las creencias de nuestra denominación, y luego llamarlos herejes cuando no las apoyan es hipocresía.
“¡Bien, no los necesito!,” podrías estar pensando. “Lo único que necesito es mi Biblia.” Pero tú ya estás confiando en los primeros cristianos, sin saberlo probablemente.
CONTINUA......
BENDICIONES
FUENTE: www.laiglesiaprimitiva.com
Tomado del Libro: LOS PRIMEROS CRISTIANOS Y SUS ESCRITOS de David Bercot.
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